Recuerdo la Enciclopedia Cumbre y para los que somos before Google, aquellos libros rojos eran nuestra referencia sobre geografía, cultura, personajes históricos y tantas cosas más.
Parece como si hiciera un siglo de esos días en que las enciclopedias eran un recurso valioso y útil. Desde que tenemos el celular multiusos en las manos, las enciclopedias quedaron en las bibliotecas como si fueran parte de un museo de objetos del ayer. En ella un montón de conocimiento contenido que ahí se queda, encerrado entre portada y contraportada, sin un voluntario que lo aproveche. Y sabes, a veces somos como esa enciclopedia. Hay momentos en que estamos llenos de información, pero no nos sirve para nada. Pero llega un momento que algo se sacude en nuestro interior, y de repente el conocimiento da un viaje de la cabeza al corazón. Eso me pasó hace poco. Entendí de corazón algo que mi cabeza sabía hace tiempo. Y esto tal vez suene trillado, pero el entenderlo verdaderamente me abrió los ojos. Lo mejor que tenemos para dar es lo que somos. Eso entendí. Dondequiera que nos movamos, por ejemplo, en el escenario de trabajo, lo mejor y más valioso que podemos entregar es nuestra calidad humana. Y es obvio que en todo lo que hagamos debemos proceder con excelencia, dando lo mejor de nosotros. Pero lo más importante que podemos darle a otros y lo que falta en tantas esquinas es una sonrisa, una palabra de estímulo, un oído que escucha con el corazón, un ‘yo también’, cuando hace falta. La semana pasada pude hablar de corazón a corazón con una persona en mi trabajo y fue una experiencia muy bonita y sentí como esa persona y yo salimos bendecidos con esa plática y como con solo escuchar con interés y sinceridad a otro uno puede hacer una diferencia. Por eso hoy te invito a más allá de dar lo mejor de ti como profesional o trabajador, des lo mejor de ti como ser humano. Entrega ese ingrediente extra que es el que en verdad mucho se está necesitando. Esta semana en que se celebra el Super Bowl en Atlanta, viajé casi toda la semana en tren. Y es que trabajo justo al lado del estadio donde será el juego. Para evitar tráfico o problemas para estacionarme tomé el tren. Yo no estaba familiarizada con el tren y de la nada comenzaron a aparecer personas que me ayudaron tanto que hasta le pregunté a mi mamá si había estado orando. La verdad me sorprendieron los gestos generosos de desconocidos, día tras día, y yo creo en la bondad de la gente, pero esta experiencia me sorprendió. Y afianzó aún más en mi ese conocimiento hecho parte real en mi vida, lo mejor que podemos dar es el amor y por eso cada persona, sin importar sus circunstancias siempre tiene para dar lo más valioso. No hace falta estudios, ni profesión, ni riqueza, nadie está limitado. Cuando pude hacer real eso que antes era solo conocimiento en mi cabeza, como enciclopedia cubierta de polvo, entonces descubrí una nueva riqueza, un tesoro que antes no valoraba tanto, y que al final es lo mejor que tengo para dar, lo que nadie me podrá quitar. Y al final, creo que cuando nos vayamos de este mundo no recordarán nuestros logros profesionales, los premios que nos ganamos, el dinero, las profesiones, lo que quedará en los corazones es lo mejor que siempre has tenido para dar y esa es tu calidad humana. A mi me tomó tiempo hacer mío ese conocimiento. Pero hoy lo tengo más claro que nunca. Al fin la enciclopedia se abrió y su conocimiento dio el viaje más largo, de la mente al corazón. Y ese es un viaje sin regreso.
0 Comments
|
Archivo
April 2021
De estrenoCada domingo compartiré las lecciones que me deja el camino. Mi meta es que podamos inspirarnos juntos y crecer de nuestras experiencias diarias. Vamos a empezar esta semana con pasión, enfoque y fe. |