Me acuerdo cuando mi sobrina Mariajosé se caía al piso cuando era bebé y se ponía brava y peleaba con el piso. Yo me moría de la risa al ver su reacción.
Ver a un niño hacer eso es gracioso y hasta tierno por su inocencia. Ver a un adulto caerse y culpar al piso, no tanto. ¿De cuántas caídas en la vida nos responsabilizamos? ¿Cuántas veces le echamos la culpa al duro piso? Es común y fácil decir ‘fue culpa de mi familia, de mi pareja o expareja, de mi jefe, de mi hijo, del vecino, del jardinero, del presidente’, del gobierno, etcétera. Es cómodo, porque cuando la culpa es de otro, pues yo no tengo que molestarme en hacer nada. Pero es muy cierto que cuando señalamos a otros hay varios dedos que nos señalan a nosotros. La culpa es huérfana, dicen. Pero no se trata de culpa, sino de asumir responsabilidad. Es saber que en las relaciones humanas todos contribuimos de alguna forma al bienestar, pero también al conflicto y al caos. Tal vez esos conflictos vienen por no haber puesto límites en la relación desde un principio, por no saber decir no, por no ser realmente abierto y honesto con esa otra persona sobre lo que te gusta y lo que te molesta. Cuando viene el conflicto o la ruptura, entonces decimos es que esta persona es... Y miramos hacia afuera señalando a otro. Sin identificar y hacernos responsables por lo que de nuestra parte pudo contribuir con esa realidad y las lecciones que la vida está esperando que yo aprenda de esa experiencia. Porque si no, lo que viene es un maratón de la misma experiencia con diferentes personajes. Y si no lo aprendiste con la pareja, entonces te toca revivirlo con un jefe, con tu suegra, con un hijo... Entonces, siempre, con cada experiencia desagradable vale la pena preguntarse ‘¿qué lección me queda?’ ‘¿Cómo lo haría diferente la próxima vez?’ Mirarnos e identificar esos patrones de experiencias desagradables nos puede dar luz sobre qué podemos hacer para modificar lo que no nos está sirviendo y además trae dolor a nuestras vidas. Y hay que recordar que lo que nos molesta en los demás es un reflejo de áreas no sanadas en nuestro interior. Nuestras relaciones humanas siempre nos están ayudando a dar luz a eso que necesita atención y cuidado. Si todos decidiéramos hacernos responsables en lugar de ir por la vida culpando a los otros viviríamos en otro escenario. Entonces, la armonía sería posible. Empieza desde dónde estás y verás que lo de alrededor se irá transformando. Dejemos de culpar al duro piso de lo que no nos hizo. Es tiempo de ir al espejo.
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April 2021
De estrenoCada domingo compartiré las lecciones que me deja el camino. Mi meta es que podamos inspirarnos juntos y crecer de nuestras experiencias diarias. Vamos a empezar esta semana con pasión, enfoque y fe. |