El martes en la tarde viajaba de San Juan a Atlanta, un vuelo usualmente calmado, pero este vino particularmente turbulento. Al lado mío estaba una señora de unos 60 años que se montaba por primera vez en un avión, su plan era ver a su hijo, que hace su práctica militar en una base en Georgia. Cuando hay turbulencia tiendo a mantener la calma, a pesar de que no me agradan para nada los bajones y sacudidas. Pero sé que la turbulencia es normal y no significa peligro, en la mayoría de los casos. Sin embargo, dicen que ‘dime con quién andas y te diré quién eres’. La pobre señora a mi lado, cada vez que había un episodio de turbulencia tomaba su abrigo blanco y se arropaba de pies a cabeza, no le veías ni la cara. En ese vuelo tuvimos unos cuatro momentos de turbulencia y no fueron muy breves que digamos. Entonces, esta que está aquí, mujer de fe, llegó un punto que también quería tener un abrigo e imitar a la vecina del avión . A veces, a pesar de que tenemos una verdad en nuestro corazón, las voces a nuestro alrededor tienen el poder de ahogar nuestra paz o nuestra certeza con sus propias dudas. Por eso es tan importante escoger bien las personas con quien nos juntamos y sobretodo esas a las que les contamos nuestros planes, nuestros sueños o con quienes compartimos nuestros experiencias más difíciles e íntimas. Debemos aferrarnos a nuestras convicciones, a nuestras certezas, más allá de lo que otros puedan opinar. En ocasiones, la gente que está a nuestro alrededor tal vez no comprende los sueños que Dios puso en nuestro corazón. Pero tienes que seguir adelante, con la certeza que tienes dentro y ser firme para no dejarte contaminar por las dudas de otros. A veces, los otros no han tenido el valor de dar un salto al vacío y no pueden entender tus decisiones. En otras ocasiones, la gente a tu alrededor te quiere proteger de cualquier riesgo que implica el camino que tú sabes que debes emprender. Con amor y determinación, déjales saber que no te saldrás de ese camino. Ante el ruido de afuera que nos quiere convencer de que es mejor huir del peligro y quedarse seguro en el nido hay que responderle lo que ya tú sabes. Dios tiene un plan para tu vida y no te puedes ir de este mundo sin cumplirlo. Entonces, en ocasiones, hay que escoger la voz que vamos a escuchar. La voz del miedo o la voz de la certeza que Dios puso en nuestro corazón. La respuesta siempre viene de adentro. Hay cosas que no tienen mucha explicación, solo que tú sabes que sabes algo. En esa fe te tienes que mantener firme, aunque no veas nada. Aunque vengan las turbulencias y sacudan tu avión cien veces. No dejes que la mentira del miedo ahogue la verdad del plan de Dios para tu vida. Lo que él te prometió, lo verás.
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April 2021
De estrenoCada domingo compartiré las lecciones que me deja el camino. Mi meta es que podamos inspirarnos juntos y crecer de nuestras experiencias diarias. Vamos a empezar esta semana con pasión, enfoque y fe. |