Una vez estaba haciéndole una entrevista a una mujer policía y al final de nuestra conversación me dijo algo que llamó mi atención, me agradeció: "nunca había hablado con una persona que me escuchara tan atentamente como tú me escuchaste".
Vivimos en un mundo de ruido y en ese mundo muchos compiten por el grito más fuerte, y cuando alguien regala oídos y tiempo para otros es como un milagro, alguien se interesa genuinamente en lo que tienes que decir. Escuchar es un don y ese fue uno de los que echaron en mi paquete. Yo que soy introvertida, y analítica, escuchar a los demás se me da muy bien. Y cuando me toca entrevistar trato de escarbar hasta quitar toda esa cubierta y llegar a la fibra y para eso escuchar atentamente es clave. ¿Estás escuchando lo que pasa en tu vida? ¿Estás escuchando lo que necesitas? ¿Lo que están necesitando otros a tu alrededor? ¿O eres tú el que siempre habla? Yo creo que el oído a veces se nos desconecta del corazón y podemos pasar días, semanas, meses sin escuchar. Y los monólogos nunca serán conversaciones y las relaciones difícilmente sobreviven los monólogos. Podemos escuchar las gallinas cacarear todos los días, pero si nuestro oído se acostumbra y se adormece, pronto no distinguiremos entre las gallinas y los patos. Y ese puede ser un gran problema. A veces vivimos como si andáramos con un espejo a todas partes, solo vemos nuestra imagen, y lo que está alrededor se esconde y nos desconectamos. Por eso la oficial agradeció tanto un buen oído que la escuchara, que validara sus palabras porque muchas veces eso está en peligro de extinción y como seres humanos a veces lo único que necesitamos es que alguien nos escuche. Pero también necesitamos escuchar. La vida nos habla, todo el tiempo, pero si vivimos en el escándalo de lunes a domingo, no vamos a poder escuchar. Haz silencio y escucha. Apaga el celular y escucha. ¿Qué te están diciendo? ¿Qué necesitas oír? Escucha a tu familia, a tus amigos, qué te están diciendo. ¿Qué hay detrás de sus palabras? ¿Qué hay detrás de sus silencios? ¿Qué te está diciendo la vida, Dios? Las cosas más maravillosas crecen en el silencio. El oído es clave para una vida de comunión con Dios y con otros seres humanos. El silencio es base de la reflexión. Es hora de reflexionar, de escuchar la vida, de callarnos la boca y escuchar qué tienen que decir los demás, sin importar de quién se trate. La vida es una travesía compartida y nuestros compañeros de viaje son nuestros mejores maestros. No te pierdas la lección por hablar demasiado. Una clave para crecer en la vida es que callar es tan o más importante que hablar. Por eso, no lo olvides: cállate y escucha.
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April 2021
De estrenoCada domingo compartiré las lecciones que me deja el camino. Mi meta es que podamos inspirarnos juntos y crecer de nuestras experiencias diarias. Vamos a empezar esta semana con pasión, enfoque y fe. |