Varios viajes en avión han sido inspiración para este blog y el más reciente no fue la excepción. Digamos que de la turbulencia puede nacer alguna reflexión, casi siempre.
El último viaje de Atlanta a San Juan tuvo un largo episodio de sacudida gratuita. Sentí lo que podría sentir la ropa en la lavadora, cuando de repente no funciona bien y empieza a vibrar, con alguna pieza que se apiñó de un lado. De repente recordé lo que siento cuando voy a algún parque y me monto en esas preciosas tazas que dan vueltas. Cuando niña me emocionaba montarme en esa atracción, ahora con solo montarme me mareo. Mi sobrina me enseñó un truco en el que aprietas el estómago para adentro y supuestamente controlas el mareo. Estaba tratando de aplicar ese consejo durante el vuelo del martes pasado. Pensaba ‘va a pasar, relájate y espera su fin’. El piloto dijo que había una tormenta que estaban tratando de esquivar. Sentía que ese avión iba a las millas. Y fueron largos los minutos, mientras el equipo de asistentes de vuelo permanecía sentado por órdenes del capitán. Yo sabía que pasaría, pero la turbulencia se prolongó tanto, que solo respiraba y pedía que se terminara pronto. Así como las turbulencias aéreas llegan, las terrestres no te van a faltar. Sea que creas que te van a llegar o no, lo que es seguro es que te van a llegar. No hay estatus económico, social, educativo, fe que profeses, cara bonita que te adorne, fama...que te libre de la turbulencia, ni de la tormenta, ni del desastre. Al recorrer los pueblos de Puerto Rico se ve el azote del huracán María. Muchas casas están sin techo, de algunas solo queda un cimiento de lo que alguna vez fue el hogar de alguien. ¿Acaso mi gente estaba esperando un embate de esa magnitud? Ninguno. Al menos yo no he encontrado uno que me diga que sí. Ellos desconocían la magnitud de una catástrofe de esas proporciones. Hay veces que nos llegan catástrofes de proporciones desconocidas. ¿Quiere decir eso que no estamos preparados? Puede que haya eventos que nos encuentran desprevenidos, pero a Dios no. Puede que te ‘lleve la casa’, sí, pero ese espíritu de lucha, no. Y ese espíritu te hará recoger los pedazos y construir una nueva vida. ¿Llegarán tormentas a tu vida? La pregunta no es si llegarán, la pregunta es cuándo. A todos nos van a llegar. Esos procesos, por duros que sean, si se lo permites, sacaran de ti una versión refinada, limpia, con más fuerza, más brillo, más sabiduría, más firmeza, más autoridad, más fe. Si hoy enfrentas una de esas turbulencias de la vida toma un momento y quédate quieto. Tal como te lo dicen en el avión, abróchate el cinturón y en la quietud mantén la fe. Esa turbulencia puede durar más de lo previsto, puede ser tan violenta que pienses que no la soportarás. Pero va a llegar un punto, llegará ese punto en que la quietud y la paz sea lo que reine, que la turbulencia haya quedado atrás. Dios no nos promete una vida sin turbulencia, pero promete acompañarnos en la turbulencia. Él está a tu lado en ese avión, dándote todo lo que necesitas para soportar las sacudidas, y aunque la situación en este momento, tal vez no cambie, tú te estás transformando en algo 100,000 veces mejor. Hace unos días un amigo me envió un mensaje con el que me identifiqué tanto, y tal vez, tú, mi valiente tripulante de ese avión, también puedes decir, ‘ese soy yo’. Porque a pesar de los embates sabes que esa turbulencia no te destruyó, ni podrá destruirte. Porque lo que hay dentro de ti es más fuerte y violento que el ciclón más catastrófico que se puedan inventar. Tu fuerza invencible es tu determinación, tu fe y tus ganas. Estas fueron las palabras que me compartió mi amigo. “Te mentiría si te dijera que la soledad nunca me hizo llorar. Te mentiría si te dijera que la rabia nunca me hizo explotar. Te mentiría si te dijera que la presión nunca me hizo abandonar. Pero la verdad es que, aunque sí lo hizo, cada mañana tengo las mismas ganas de luchar”.
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April 2021
De estrenoCada domingo compartiré las lecciones que me deja el camino. Mi meta es que podamos inspirarnos juntos y crecer de nuestras experiencias diarias. Vamos a empezar esta semana con pasión, enfoque y fe. |