Hace unos años iba saliendo por la mañana hacia mi trabajo, muy tranquila, cuando, de repente, vi una sombra pasar tan rápido que no la pude reconocer. Mi carro fue el más perjudicado.
Un venado brincó en la carretera de momento y pareciera, por la forma del golpe en el carro, que brincó sobre el bonete. Todo fue muy rápido y no puedo describir exactamente cómo pasó. Mi carro no quedó con el daño que muchas veces otros quedan cuando chocan con un venado, sino que fue solo un doblez en la parte de arriba del bonete, algo notable, pero el carro seguía funcionando de forma normal. Del venado no supe, mi impresión fue que después de estrellarse contra mí, se metió en el bosque. Tengo fe que sobrevivió y murió de viejito, por causas naturales. Yo no quería que mi seguro de auto subiera por ese choque con aquel conductor que se metió al bosque y nunca fue encontrado. Así que no lo reporté y mientras tuve aquel carro tenía la marca de 'Bambi was here'. Eso pasó unos meses después de haber comprado el carro y me quitó aquella emoción que antes tenía con el carrito. Andaba por ahí con esa cicatriz y la gente cada vez me preguntaba qué le había pasado a mi carro, el cuento de Bambi era el cuento de nunca acabar. Yo no sé si a ustedes, pero a mí las experiencias que más me han marcado en la vida han sido esos momentos inesperados de golpes que no sabes ni de dónde llegan ni porqué y que te dejan heridas adentro. Esas heridas, aunque queramos llamar a la compañía de seguros, ir a reportar a quien las ocasionó, a lo mejor no te subiría el seguro, pero te aumentaría el tiempo de recuperación. Mantenerte en un estado de señalar a otros por tu herida solo te hace revivirla vez tras vez y prolongar tu sufrimiento. Con el tiempo uno comprende que si los golpes no te mataron, llegaron para hacerte alguien mejor. Nuestras cicatrices... a veces, como con mi carro, no nos gusta llevar marcas, pero ellas son un testimonio de las situaciones tan difíciles que hemos logrado vencer. Y esas experiencias han moldeado nuestro carácter porque también nos han hecho personas que pueden comprender el sufrimiento de otros o nos han dado baños de humildad. En mi cuerpo tengo dos o tres cicatrices de golpes que me di cuando era chiquita. En el espíritu tengo otras que son muestra de victorias ganadas. La vida siempre nos procesa para convertirnos en mejores seres humanos. Y aunque muchas veces nos enfocamos en lo externo (el título universitario, el éxito profesional, las posesiones y el dinero, que son todos importantes) la vida en lo que trabaja es en moldear nuestro espíritu. De forma intensa nos procesan para que nos convirtamos en mejores seres humanos y si nos tienen que atravesar 500 venados para lograrlo o repetirnos la lección 500 veces, la vida lo hará. Muchas veces estamos tan distraídos con lograr el éxito (como lo conocemos) que dejamos de lado lo que yo pienso que es el verdadero éxito que es nuestra evolución como seres humanos. Es tiempo de reflexionar sobre qué importancia le estamos dando a nuestro desarrollo como seres humanos y a nuestra vida espiritual. Nuestra desconexión con Dios luego trae como consecuencia desconexión con todo lo demás y una rara sensación de que aunque podemos tener todo por fuera, nos sentimos insatisfechos por dentro. ¿Qué 'venado' se atravesó últimamente en tu vida? ¿Qué estás enfrentando hoy que salió de la nada y te sacudió tus días? Tú, mi amigo, no saldrás de esta igual. Saldrás mucho mejor. Y sí,posiblemente termines con una cicatriz. Una marca que te recordará a ti y a los que se crucen en tu camino lo que lograste vencer. La vida no se trata de todos esos grandes éxitos que trabajamos tanto para cumplir, se trata de esas pequeñas victorias que tenemos todos los días. Esas lecciones que nos gradúan como seres humanos son las más importantes. Enseña tus cicatrices. Cuéntale a otros de dónde salieron. Así otros se atreverán a hacer lo mismo. En nuestras flaquezas como seres humanos está también nuestra belleza. Seamos cada día más libres, imperfectos, humanos.
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April 2021
De estrenoCada domingo compartiré las lecciones que me deja el camino. Mi meta es que podamos inspirarnos juntos y crecer de nuestras experiencias diarias. Vamos a empezar esta semana con pasión, enfoque y fe. |