Hace unos años, cuando todavía no vivía en Georgia vine a visitar a mi hermana y un día estábamos saliendo del edificio donde está la oficina de mi cuñado y una señora que se cruzó con nosotros, sin razón alguna nos miró con cara de pocos amigos.
Esa señora que trabajaba en el mismo edificio fue adonde mi cuñado, que es estadounidense, y le dijo preocupada: "ten mucho cuidado porque acabo de ver unas hispanas y parecen peligrosas". Él entonces le preguntó: ¿y cómo eran? ¿Cómo estaban vestidas? A lo que la señora le respondió. Mi cuñado le dijo: "no se preocupe, eran mi esposa y su hermana". ¡Wow! Me imagino la cara de la señora. "Ah...eran bien bonitas", le dijo la señora y desapareció. Dios siempre pone las cosas en su sitio ¿verdad? Siempre defiende nuestro honor como nadie. Pero yo me pregunto: ¿defendemos nosotros el honor de los demás? O es que caemos en lo mismo que tanto criticamos. Ejemplo sencillo y muy incómodo, he conocido mujeres que a cualquiera le hablan mal de los esposos, que si son así y asá y me arrepiento de haberme casado con él, etcétera. Por favor chicas o chicos, no hablen mal de sus parejas. Los trapos sucios ya ustedes saben dónde se lavan. Si necesitas buscar ayuda habla con un profesional, alguien que pueda ayudarte, pero no andes gritando a los cuatro vientos las "flaquezas" de ese que un día escogiste para compartir la vida. Así tus críticas sean verdad, tus quejas solo reforzarán y repetirán la experiencia, por favor, muérdete la lengua y comparte tu experiencia con quien verdaderamente te pueda ayudar y no con el fin de regar un chisme o de que otro te de la razón o se compadezca de ti. Y qué tal cuando alguien viene a hablarte mal de un compañero o de un conocido. ¿Le sigues la corriente? ¿Te quedas callado? ¿Te ríes bajito? En estos días hablaba con una amiga que no tiene pelos en la lengua y cuando se topa con ese tipo de situaciones para a la gente en seco. Le aplaudo esa actitud. Porque todos tenemos la responsabilidad de cuidar el honor de los otros, así te parezca que no se lo merecen. Y qué difícil puede ser a veces, porque es como nadar contra la corriente. Pero no estamos aquí para ser más del montón, sino para ser extraordinarios. Sé valiente y cuida el honor de tu hermano o tu hermana. Tal vez se trata de alguien que ya no está en tu vida, deja de hablar mal de él o de ella. Recuerda que nuestras palabras son semillas y cuando florezcan comeremos de ellas. Cuida ese fruto. Cuando salgas con alguien nuevo, no te pongas a hablar mal de tu ex, deja de resucitar a Lázaro. Acaba de enterrar a ese muerto y deja de hablar de él. Una vez escuché al pastor Joel Osteen decir que cuando la gente te venga a hablar mal de alguien le digas: "¿qué te parece si en vez de hablar de ella, oramos por ella?". Tremenda solución, ¿verdad? Todos en algún momento, como la señora de mi cuento hemos juzgado, hecho comentarios que no debimos, o nos hemos quedado callados ante palabras que atacaban el honor de alguien más, pero hoy es un nuevo día. Cuida el honor de esos seres que Dios puso en tu vida y recuerda que llegaron a ella para algo. Tal vez para acompañarte, para ayudarte a crecer o para chocarte con la vida y descubrir las lecciones tan importantes que nos dejan los desiertos. Sea la razón que sea da las gracias por el rol que tienen o tuvieron en tu vida. Sin importar de quien se trate, sin importar su corazón, o si creas que no tiene uno, cuida su honor, al hacerlo estarás guardando también el tuyo. Así nos ayude Dios.
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April 2021
De estrenoCada domingo compartiré las lecciones que me deja el camino. Mi meta es que podamos inspirarnos juntos y crecer de nuestras experiencias diarias. Vamos a empezar esta semana con pasión, enfoque y fe. |