Hace muchos años cuando mi hermana recién había tenido a su primera hija me hizo reír con su reacción a algo que le dije.
No sé ni de qué se trataba, pero una vez le dije que algún esfuerzo que había hecho 'había sido como un parto'. Mi hermana me dijo inmediatamente que yo no sabía lo que era un parto, jajajaja. Sin duda no sé de partos, pero sé de dolores menstruales,de esos buenos, y me he dado cuenta que mientras uno se resiste a esos dolores más los sufre, mientras que cuando uno se deja llevar por el dolor e intenta fluir con él, siente alivio. Esta semana al hacerle una entrevista a una mamá con una niña con discapacidades me encontré con la misma lección. Su hija Yamilet tiene un síndrome que afecta su desarrollo y empezó a hablar a los 8 años, sorprendiendo a toda la familia que había esperado el momento durante tantos años. Cuando le pregunté a la madre qué había ayudado a su hija a tener un avance tan importante su respuesta me conmovió. Me dijo que cuando aceptó a su hija completamente, cuando dejó de renegar y de preguntar a Dios porqué, su hija comenzó a avanzar. En la vida una de nuestras grandes barreras es la resistencia. Cuando nos resistimos y no aceptamos la realidad simplemente no hay forma de avanzar. Es como apretar el acelerador cuando el carro está en parking. Cuando no aceptamos que la realidad de este momento es la que es y luchamos, nos resistimos y nos frustramos porque sea otra, estamos generando infelicidad. Puede que en este momento tengas una situación como la madre de Yamilet en la que te toca reconocer que aunque no planificaste tener un hijo con necesidades especiales por algo ese ser humano llegó a tu vida para bien de todos. A lo mejor tu situación es distinta y a pesar de tu dedicación, tu matrimonio fracasó. O tal vez a esta edad pensabas que estarías casado o que tendrías hijos y la vida te ofreció otra cosa. Tal vez esperabas estar más avanzado en tu carrera a estas alturas. Y tú, añade la que haga falta a la lista. Todos estamos ahí, pero mientras nos resistimos no vemos lo hermoso de cada experiencia y sufrimos por elección. Ese lugar donde te encuentras hoy es exactamente donde debes estar. Lo que sucede en tu vida es lo que necesitas para aprender algo, para expandirte, para sanarte, para librarte del equipaje innecesario. Cuando aceptamos la vida tal y como es, eliminando el debería, que es veneno y al mismo tiempo una gran mentira que nos han vendido, empezamos a vivir. Tú y yo no deberíamos nada, a estas alturas nada, vamos a cortar con esos látigos de azote. ¿A quién queremos complacer? Cuando vamos eliminando eso de complacer y probarnos ante los demás hemos caminado muchos pasos hacia nuestra paz. ¿Qué tienes que aceptar hoy? ¿Tal vez a ti mismo? Tu físico o la personalidad perfecta que Dios te dio. En estos días un compañero me dijo que estaba muy pálida, que si no tomaba sol de vez en cuando. Su comentario en otro momento en mi vida me hubiese ofendido porque por eso me molestaban en la escuela. Antes me lanzaba al sol a achicharrarme, de lo que solo me quedaron pecas. Ya no necesito hacer eso. Me acuerdo que hace muchos años, para la boda de una amiga me monté en el techo de mi casa en Puerto Rico, supuestamente a broncearme, imaginando que quedaría como JLo. Y lo que tuve fue una insolación dispareja, que parecía que tenía un archipiélago en los brazos y necesite ponerme base en el cuerpo para emparejar y disimular mi fantástico bronceado. A veces, nuestros procesos de aceptación toman tiempo, y hay asuntos que toman más tiempo que otros, porque obviamente aceptar la perdida de un matrimonio o de un ser querido, por ejemplo, no es sencillo. Pero siempre podemos pedirle a Dios que nos ayude a aceptar, que nos ayude a fluir con la vida.Que nos de su sabiduría y su infinita paz. Cuando en nuestro corazón aceptamos sin culparnos, ni culpar a otros, eliminando el pudo haber sido, el debería y sus primos podría, a estas alturas, si hubiera o tal vez si, estamos en el camino a nuestra libertad. Porque cada experiencia trae consigo una lección que es para que la pasemos, y tenemos que aprender a reconocer la lección y pasar el test de una vez, para que no nos lo repitan. Hoy te invito a hacer como la madre de Yamilet y en un ejercicio de introspección honesto veas qué cosas es hora de aceptar con corazón pacífico y agradecido. Como le pasó a ella, cuando logres reconocer que lo que no aceptas te está limitando y paralizando tu mundo y decidas sacar ese bloque del medio, tu vida empezará a florecer. Como dijo Jung, "lo que niegas te somete, lo que aceptas te transforma". Amén a eso.
0 Comments
Your comment will be posted after it is approved.
Leave a Reply. |
Archivo
April 2021
De estrenoCada domingo compartiré las lecciones que me deja el camino. Mi meta es que podamos inspirarnos juntos y crecer de nuestras experiencias diarias. Vamos a empezar esta semana con pasión, enfoque y fe. |