Hace muchos años hice una fila por horas y horas en un centro comercial para ver a Draco Rosa. La verdad, aunque me gusta Draco, que es un artistazo, no soy una fanática de ese calibre, pero en aquel entonces mi prima era muy fan y yo la acompané. Pero en medio del revuelo, a mí se me pegó la supuesta emoción junto a la fanaticada que le gritaba y hablaba toda clase de boberías de Draco, como si lo conocieran bien, cómo si fueran sus amigos íntimos. Muchos años después, me volvió a pasar. Fui al Viejo San Juan y me enteré que Johnny Depp estaba filmando allí su película ‘The Rum Diary’. Me encontré otra fanaticada loca que acampaba en el área todos los días con la ilusión de tomarse una foto con el actor o ser seleccionados como extra. Se crearon cuantas historias se pueden imaginar y me di cuenta del nivel de imaginación rozando la alucinación que puede tener un fan. El asunto es que se me pegó aquel entusiasmo y allí me quedé por horas con la ilusión de que el actor se asomara, aunque fuera por el balcón del edificio antiguo donde estaban filmando. Es gracioso que en ambas ocasiones, yo me uní a un grupo de desconocidos, en una emoción sinsentido por un extraño que horas antes no tenía ninguna relevancia para mí. Estaba como en Forrest Gump, cuando Forrest empezó a correr y se le siguió uniendo gente, que empezaron a correrle detrás sin razón. Cuando de repente el para de correr y todos creían que les iba a dar un gran mensaje que iba a cambiar sus vidas, lo único que les dice es: “estoy muy cansado, me voy a casa”. Me pregunto de dónde viene ese fanatismo repentino y contagioso. Hoy día lo veo mucho por las redes sociales y cómo la gente monta una página y de repente tiene millones de fans, que además, se ponen a pelear para defender a su influencer de turno. Pero es que acaso nos preguntamos por qué seguimos a quien seguimos. ¿Qué nos motiva? ¿Qué nos está dejando el tiempo que dedicamos a estar pendiente de la vida ajena? Y yo soy la primera que me pongo a ver cosas en las redes sociales, sobretodo en Instagram que es mi favorita. Y aunque hay muchas publicaciones provechosas, también hay mucha pérdida de tiempo. Y al final me pregunto porqué dedicamos tanto tiempo a emocionarnos con la vidas ajenas, sobretodo las desconocidas. Y pienso que es simplemente un ejercicio de desenchufarse de la vida de uno. Y así no tener que lidiar con uno mientras tienes la mente ocupada en la vida de otro, una vida, que además, está llena de filtros. No hay vidas color de rosa, pero hay vidas con mucho filtro. Y nos entretenemos, y nos olvidamos de nosotros, y a veces, hacemos ídolos de personas de carne y hueso. En vez de enfocarnos en nosotros y conocernos, y trabajar en nuestro crecimiento tenemos los ojos puestos en otro. Y aunque hay gente muy inspiradora, que yo también sigo, el solo mirarlos no va a a cambiar nada en nuestra vida si no decidimos actuar. Si dedicáramos todo ese tiempo de seguir a otros sin razón a darnos una mirada interna y a hacer un trabajo en nosotros mismos, lograríamos tanto. La meta debería ser no volvernos fans de otros sino de nosotros mismos. Lograr conocernos como a nadie y amarnos como nadie. Porque a veces somos unos expertos en la vida de otros, pero no hemos hecho la tarea de conocernos profundamente. Vamos a preguntarnos qué nos hace estar detrás de desconocidos con un fanatismo sinsentido. ¿Es una estrategia de escape? ¿Tal vez inconsciente? Vamos a dedicarle a las cosas el tiempo y la atención que merecen. Que esa ‘portada de revista’ tenga tu cara, que tú seas esa persona de quien te quieres hacer experto, esa persona que admires. Porque, como diría Calle 13, no hay nadie como tú, no hay nadie como tú, mi amor... No te pierdas el honor de conocerte, por estar pendiente de conocer desconocidos.
0 Comments
Your comment will be posted after it is approved.
Leave a Reply. |
Archivo
April 2021
De estrenoCada domingo compartiré las lecciones que me deja el camino. Mi meta es que podamos inspirarnos juntos y crecer de nuestras experiencias diarias. Vamos a empezar esta semana con pasión, enfoque y fe. |