Todos hemos tenido ese día. A lo mejor fue cuando eras niño y viste a los compañeros haciendo burla a un amigo y aunque quisiste, no saliste en su defensa porque te dio miedo ser el próximo. A lo mejor fue ayer, cuando sentiste pedirle perdón a ese ser querido, pero las palabras se quedaron en la punta de la lengua. Así como las palabras tienen poder, tragarse las palabras que tienen que salir tiene poder, uno silente y destructivo. Recuerdo uno de los días más felices de mi niñez, estaba en casa de mi abuela y tenía unos 10 años. Había un nene del barrio que me gustaba y sus amigos me llamaron para que fuera donde él porque se me quería declarar. Recuerdo que iba bajando una cuesta hacia donde ellos estaban, con una felicidad, que me reía sola. Todavía recuerdo la emoción que sentía. Llegué a donde estaban y cuando él empezó a hablar, justo en ese momento apareció mi hermano, gritando que me regresara a la casa de mi abuela. Y colorín colorado, mi novela de acabó. En ese momento sentí quedarme allí, sentí decirle a mi hermano mayor que no. Pero tuve que obedecerle y me fui con el rabo entre las patas y mi música por dentro. ¿Cuántas veces nos quedamos con la música por dentro? ¿Cuántas veces en la vida hemos perdido nuestra voz? Esos momentos en los que callamos cuando queríamos hablar nos marcan. Pero hoy es un buen día para encontrar esa vocecita que quiere ser escuchada. Es hora de limpiar el espacio para poder encontrarla. ¿Cuál es tu voz interior? No necesariamente es esa que te dice que reglas seguir, esa puede ser la de tus padres o una figura de autoridad. No es la de tu amiga, tu pareja, tu jefe, tu líder religioso. A veces quitar esas capas y encontrar tu voz puede ser un reto, pero ahí está. A veces se nos confunde, pero si hacemos silencio, si buscamos adentro, nos responderá: 'aquí estoy'. La encontrarás, como en el corazón de aquella niña, nerviosa, bajando una cuesta para escuchar una declaración de amor. Al igual que a mi aquel día, te dará fuertes latidos y te conducirá a lo que te hace feliz. Déjala hablar. Déjala gritar. Escúchala. Déjala ser.
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October 2018
De estrenoCada domingo compartiré las lecciones que me deja el camino. Mi meta es que podamos inspirarnos juntos y crecer de nuestras experiencias diarias. Vamos a empezar esta semana con pasión, enfoque y fe. |