Si una cosa desató la pandemia en mí fue una conciencia exagerada de mi estado físico. Me llevaba cuenta de cómo me sentía y ante cualquier síntoma de esa lista que hemos oído demasiadas veces, se me prendían las alarmas.
Muchos hemos tenido ‘covid mental’ más de una vez. Pero esa conciencia sobre mi cuerpo y mi salud despertó nuevos miedos. Uno que me inquietó por meses fue sobre mis senos. He escrito mucho sobre el cáncer de mama y he entrevistado a muchas sobrevivientes, incluso algunas de ellas se han convertido en queridas amigas. No sé si fue esa cantidad de información en mi cabeza o que a los 25 años a mí me recomendaron una biopsia que nunca me hice, que eso se quedó guardado por ahí y me empezó a molestar demasiado hace unos meses. El asunto es que, por un lado tenía miedo de tener algo y por el otro a hacerme la mamografía, no por el procedimiento en sí, sino por un resultado no deseado. Y el miedo siguió creciendo. Incluso cuando salía a la calle me encontraba constantemente en cualquier lugar con el lazo rosa, símbolo de la lucha y la prevención de esta enfermedad, y un emblema que a muchas personas les genera amor o esperanza, a mí me generaba temor. Y se me aparecía hasta en la sopa, desde tablillas rosas sobre el tema, hasta la señora que me cobraba en el supermercado con un broche gigante en su blusa. Entonces, me empecé a preguntar si era que yo con mi miedo estaba fijada en esta idea y por eso la veía por todos lados. Como pasa cuando uno tiene un mal de amores y ves al fulano en todas partes. O era que en realidad, Dios me estaba alertando de algo. Sin embargo, siempre he pensado y experimentado, que cuando Dios nos habla infunde paz no terror. En ese dilema estaba cuando en mi viaje a Puerto Rico decidí enfrentarme al miedo. Me hice la mamografía y el día que fui a buscar los resultados pensé, “este será el día de librarme de ese miedo, al fin”, pero no fue así. Al llegar al carro con el folder, junto a mis papás que me esperaban allí, leí la primera página: “sospecha de malignidad”. No podía creer aquellas líneas. Había planificado un día de fiesta, había pensado hasta en qué me comería y aquella tarde mis planes cambiaron por completo. Allí en el carro, rompí en llanto. Con la recomendación de un médico que más que eso, fue un ángel que Dios me puso en el camino, el Dr. José Morales, llegué donde una radióloga experta en senos. Al evaluarme, ella recomendó hacer una biopsia. Yo iba confiada de que aquel proceso no sería necesario, y le pedí a Dios que si no hacía falta no se hiciera. Pero al final, la doctora lo recomendó y se hizo. Los días de espera fueron tortuosos y angustiosos, y eso es poco decir. En medio de eso Dios me dio la fortaleza para cumplir con mis responsabilidades de trabajo y me dio ángeles en la tierra que me infundieron paz, empezando por mi familia que me acompañó de una manera extraordinaria. Compartimos el miedo, la fe, incontables oraciones y hasta los desvelos aquellos seis largos días de espera. Y mami hasta me acompañó cuando la doctora me dio los resultados el pasado 22 de diciembre. Habían quedado en llamarnos aquel día, pero no podíamos más y llegamos a la oficina. La enfermera (uno de los ángeles de los que les hablé) me dijo que la doctora iba a discutir los resultados conmigo y al ver el temor en mi cara me susurró, “tranquiiiila”. Esperamos unos 20 minutos por la doctora, que una vez sentadas soltó esa palabra tan anhelada: “negativo”. Todo salió bien, las muestras resultaron negativas. Aquel fue ese día tan anhelado de librarme de aquel temor tan grande y me hizo pensar cuántas cosas cruzan nuestros pensamientos que nos creemos. Tendemos a pensar que lo que nos dice la mente es verdad, pero qué muchas mentiras nos creemos. Por eso le doy tantas gracias a Dios, por mi salud, pero también porque en el momento justo y rodeada del amor que me llenó de valor, pude enfrentar mi miedo. Un acto que me da valor para enfrentar otros más. Y además, me permitió echar un vistazo a lo que enfrentar las personas con situaciones de salud complicadas. Y hoy oro por ellas de una forma nueva. Porque de alguna forma enfrenté algo del miedo y la angustia, que en mucha mayor intensidad enfrentan ellas. Aquel 22 de diciembre fue uno de los días más difíciles de 2020, pero a eso de la 1:30 pm se convirtió en mi mejor día del año. Si hoy escribo esto es para instarte a enfrentar tus miedos, a desafiar esas ideas en tu cabeza y hacer lo necesario por desenmascararlas. Estoy demasiado agradecida con Dios de haberlo hecho, fue un proceso difícil, pero al final pude conocer la verdad, y como dice la Biblia, la verdad nos hace libres, pero las mentiras que nos cuenta nuestra mente nos hacen vivir con cadenas imaginarias que solo la luz de la verdad puede romper. Pero descubrir la verdad requiere valor y en ocasiones tocar fondo. Mi deseo es que seamos libres de cualquier atadura mental que hoy nos tenga en una cárcel imaginaria, pero tan real como decidamos creerla. Paz, salud y plenitud para ustedes, en 2021 y siempre. ¡Dios los bendiga!
3 Comments
Gyla
1/17/2021 06:38:07 am
Mi querida guerrera! Gloria a Dios! Al leer tu historia me acorde de la mía! Es tan importante dejar los miedos! Gracias por compartir y por ser esa mujer valiente! Todo por Jesús! Gloria Dios que estás bien! Me encanta que sigas inspirando! Un abrazote! GG
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Lídice Candelario
1/18/2021 02:51:25 pm
A mi me sucedió lo mismo hace varios años y estuvimos aterrados por muchas semanas y gracias a Dios no había nada malo. Cuídate mucho.
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Felix
2/2/2021 07:22:47 pm
Saludos! Comento porque realmente me identifico con esto. Casualmente he pasado el mes de diciembre y de enero haciendome estodios de esto y de aquello, buscando.... y abrir el sobre no es fácil. A mi mamá le tocó abrir uno con malas noticias el año pasado. En 3 años que no se monitoreo, una masa benigna se transformo en una triple negativo del tamaño de un grano de arroz. GAD culminamos el tratamiento exitosamente! Pero aprendimos que no podemos dejarlo para luego! Que bueno que todo te salió bien! Mucha salud y bendiciones!
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April 2021
De estrenoCada domingo compartiré las lecciones que me deja el camino. Mi meta es que podamos inspirarnos juntos y crecer de nuestras experiencias diarias. Vamos a empezar esta semana con pasión, enfoque y fe. |