Recuerdo aquella película apocalíptica que nos mostraron cuando estábamos en séptimo grado. Se llamaba 'Como ladrón en la noche' y se trataba de la segunda venida de Cristo y cómo los que no se habían arrepentido de sus pecados y se quedaron comenzaban una especie de infierno en la tierra, bajo un gobierno que regía el anticristo. Les puedo asegurar que a muchos de nosotros, a los 11 años, se nos quedó grabada la imagen de aquella gente que presionaba a los que se quedaban para que se marcaran en el cuerpo una serie de números, la marca de ese nuevo régimen. Fue horrible, y hoy, unos cuantos años después, lo recuerdo y siempre me pregunto a quién se le ocurrió la brillante idea de mostrarnos aquella película como parte de nuestra clase. Les cuento esto porque a pesar de que cuando somos pequeños la manipulación por medio del miedo puede funcionar, cuando somos más grandes nos damos cuenta (o deberíamos) de que ninguna verdadera creencia o convicción puede estar basada en el miedo. A veces, he escuchado a padres en las tiendas decirle a los niños 'quédate aquí o ese señor te va a llevar'. Es ese viejo cuento del viejo que está buscando niños que llevarse en un saco. Y aunque hay que proteger y enseñar a los niños a cuidarse, me da coraje cuando la gente hace comentarios así solamente para controlar a los niños. Desde que somos pequeños, el temor se vuelve el motivo de nuestra conducta y a veces escuchábamos de alguna maestra, 'no hagas eso que Dios no se agrada' o 'Dios te va a castigar'. Y aprendemos a responder por miedo, a creer por miedo, a obedecer por miedo, a decidir o a no hacerlo, por miedo. Y si no enseñamos a los niños independencia, seguridad, libertad, que son seres completos, entonces van a ser fáciles de manipular y pueden quedarse toda la vida esclavos del miedo. Entonces cuando crecemos, en algún momento revisamos todas las motivaciones detrás de nuestras creencias y para quienes sus supuestas convicciones estaban basadas en temor, naturalmente se evaporan o incluso pueden volverse rebeldes y enojarse con quienes supuestamente les engañaron. Ninguna convicción, relación, decisión puede estar basada en el temor. He hablado con mujeres que han experimentado violencia doméstica, por ejemplo, y una de las razones que han planteado para quedarse con esa pareja que le maltrata es que no quieren dejar a sus hijos sin un padre. A pesar de que esa persona está destruyendo su alma y la de sus hijos todos los días y que en tantos casos también terminan acabando con sus vidas físicas. En esos, como en tantos otros casos, su relación está basada en el temor no en el amor. En las relaciones basadas en el temor a veces se esconde un temor aún más grande y es el miedo a encontrarnos con nosotros mismos a desplegar las alas, descubrir quiénes somos y vivir de acuerdo a nuestros verdaderos principios. Esa decisión no siempre es fácil porque incluso nos puede dejar solos. Pero para eso tenemos que hacer un examen y preguntarnos en el fondo qué creemos o qué hemos creído por temor. En la Biblia dice que en el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor. Es interesante que la Biblia pone de antónimo del amor al temor. Entonces, la base de nuestra toma de decisiones, como sabemos, no debe ser el temor, sino que debe ser el amor, entre otros ingredientes. El miedo nunca debe ser la fuente de nuestras decisiones porque al final nos paralizaremos a la hora de tomar decisiones importantes o tomaremos malas decisiones con prisa que nos pueden poner en la boca del lobo. Lo importante es analizar nuestras intenciones, que no es un trabajo fácil, porque es ver a veces esa mugre que se ha acumulado y recordar todas esas películas que han quedado grabadas en la mente. Pero nos ayuda a darnos cuenta de las razones detrás de nuestras decisiones y entonces mirándonos al espejo, podremos empezar a tomar decisiones desde el amor y no desde el miedo. Y les digo una cosa, esa película, ni ningún comentario que me venda un Dios castigador o que está esperando tu primer error para hacerte pagar, a mi me convence. Dios es amor, misericordia, bondad, humildad y todos esos atributos del mejor amigo que podemos tener. Mi confianza en él nace de una verdadera relación con él, no por lo que he escuchado, sino por lo que he experimentado. Y así debe ser en todo en la vida, que te muevan tus mejores sentimientos, no el temor. Por algo decimos que Dios mora en nuestros corazones, en ese lugar profundo y medular desde donde amamos, perdonamos y volvemos a amar.
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April 2021
De estrenoCada domingo compartiré las lecciones que me deja el camino. Mi meta es que podamos inspirarnos juntos y crecer de nuestras experiencias diarias. Vamos a empezar esta semana con pasión, enfoque y fe. |