No sé exactamente cómo pasó, pero entraba a una fiesta el viernes en la noche, con mi vestido largo, elegante, el salón lleno de gente, unas 300 personas sentadas en sus mesas. La animadora ya hablaba por el micrófono.
Cargaba mi cartera en una mano, mi celular en otra y la cámara del trabajo colgada del brazo. De repente tropecé y como en cámara lenta parecía que me caía, que no me caía y al final 'besé el piso' de concreto, mientras mi cámara cayó fuerte al piso, haciendo un pequeño escándalo. Al momento oí una voz familiar que ponía sus manos debajo de mi brazos y me preguntaba si estaba bien, mientras me ayudaba a pararme del piso. Esa era la voz de mi amigo Alejandro, que me dio ese sentido de familiaridad, en un momento más vergonzoso que doloroso. Me senté en la mesa con él mientras yo me daba masajes en las rodillas donde hice toda la fuerza al caer y están de varios colores ahora, Y lo más difícil era volver a pararme de aquella mesa para hacer mi trabajo, porque había llegado a aquella fiesta a trabajar, a tomar fotos. Tuve que respirar varias veces. Me acordaba de Rachel Smith que representó a Estados Unidos en el concurso de Miss Universe en el 2008 y que modelando su vestido de gala, tropezó y se cayó en televisión en vivo, para luego levantarse con una sonrisa de oreja a oreja, que disimulaba su vergüenza, y seguir caminando por la pasarela como si nada. Ese recordatorio me hizo pararme de la mesa, reírme de mi caída épica y seguir caminando, bailando y disfrutándome la noche con ganas. Y me enseñó que esa es una buena estrategia para esos momentos en los que enfrentamos situaciones incómodas y en lugar de pasar la página, nos sentamos a pensar en lo que pasó, como una repetición de escena. Aprendí que es mejor aceptar, reírse, que sin duda es el antídoto, y seguir con ganas y sin mirar atrás, y hacerlo lo más rápido posible. Recordé también como en nuestra caídas, Dios jamás nos deja en el piso, siempre envía sus ángeles, SIEMPRE, a rescatarnos y levantarnos. Nunca estamos solos. Todos en algún momento besamos el piso, literalmente o en nuestras vidas personales. No te quedes ahí, sintiendo vergüenza, coraje o pena. Levántate, sacúdete el polvo y vete a bailar. Mis moretones, peladas y mi cojera se irán, pero si me pongo a pensar en ellos me van a doler más y me van a durar más. Sobretodo si me pongo a pensar en el momento bochornoso, me quedaré ahí, dándole volumen a un tropezón que por suerte, no me dejó más que algunos moretones. Es hora de un cambio de pensamiento. Muchas veces estamos detenidos en la vida por aferrarnos a lo que pasó, y días, meses y hasta años después, lo seguimos reviviendo, como si acabara de pasar. Te invito a que evaluemos nuestras vidas. ¿A qué experiencias desagradables nos hemos aferrado? ¿Qué nos mantiene en el piso a pesar de que la caída pasó hace años? Levántate, enseña tu mejor sonrisa, desde tú interior y camina. Tú no eres de los que se quedan en el piso, tú eres de los que bailan en un solo pie. Tu fuerza mayor se esconde detrás de tus caídas y sale a relucir cuando te paras con gracia después de ellas. La próxima vez que te caigas acuérdate de Rachel Smith y de mi. Levántate con un resorte, ríete de tu humanidad y baila en celebración a que estás vivo.
0 Comments
Your comment will be posted after it is approved.
Leave a Reply. |
Archivo
April 2021
De estrenoCada domingo compartiré las lecciones que me deja el camino. Mi meta es que podamos inspirarnos juntos y crecer de nuestras experiencias diarias. Vamos a empezar esta semana con pasión, enfoque y fe. |