Qué pasaría si un día te levantas de la cama rumbo a buscar la ropa para arreglarte para el trabajo y empiezas a vestirte y a mitad lo dejas. Después bajas a prepararte un café para empezar tu mañana y empiezas a prepararlo y lo dejas. Te vas a montar al carro para ir al trabajo, pero lo dejas, ni modo que salgas medio desnudo, ¿verdad? Es obvio que ninguna de esas cosas que son parte de nuestra rutina mañanera las dejamos a mitad, pero en cuántas otras áreas de nuestra vida empezamos algo con mucha pasión, con muchas ganas, y ahí lo dejamos. Cuando empecé a escribir este blog me comprometí cada domingo a publicar una reflexión y aunque en algún momento me pregunté si podría cumplir ese compromiso, yo sabía que tendría que buscar la manera y sacar el tiempo para hacerlo y cumplirlo al máximo de mis capacidades. Temas son los que sobran y el tiempo siempre se hace cuando los asuntos son verdaderamente importantes para nosotros. La consistencia es sin duda una de las claves de los grandes logros. Cuando empezamos un plan de lo que sea, no vemos nada, incluso a veces pareciera que estamos jugando, pero cuando día a día, semana a semana, por meses y años somos consistentes el éxito es inevitable. Yo le doy gracias a cada uno de ustedes que leen mi blog cada semana y a los que lo comparten. Poco a poco, más gente llega y esa es la meta, poder llevar estas reflexiones a cuantas personas se pueda. Pero este crecimiento llega gota a gota, consistentemente. ¿En cuántas áreas de nuestra vida nos falta la consistencia? ¿Dieta, finanzas, metas profesionales, aprender un idioma? Cuando vemos personas en importantes puestos o con empresas establecidas, en buenas universidades, en buena situación financiera, ayudando a otros, con sus cuerpos marcados por el ejercicio, muchas veces pensamos que así empezaron. Pero detrás de su buena situación hay un trabajo de años, de poco a poco, sin rendirse, con consistencia, con todos los sacrificios que esto implica. Yo miro a esas personas como un ejemplo a seguir, porque, al igual que tú, hay unas cuantas áreas en mi vida en las que no soy consistente, y al igual que la consistencia trae premio, la falta de consistencia trae, entre otras cosas, falta de satisfacción. Por eso, a mitad de este año que empezamos con ilusión y resoluciones este es un buen momento para reevaluar esas metas que por falta de consistencia no hemos alcanzado. Considera qué te falta para llegar y arranca con determinación. Cuando a mitad de la cuesta te den ganas de virar, recuerda hacia dónde vas. No pierdas el enfoque. Gota a gota se llena el río y son más importantes los pequeños pasos diarios, que los grandes que se hacen sin consistencia. Cuanto dinero se gasta en un buen outfit para el gimnasio, para luego no volver en seis meses. Cuánto dinero en equipo para un negocio o proyecto que no se arranca. Pero, ¿por qué no somos consistentes? ¿Qué es lo que nos detiene? Muchas veces arrancamos nuestros planes de forma emocional, no tenemos claro si queremos empezar ese proyecto y lo hacemos por las razones equivocadas. Puede ser que se te hizo difícil decir que no, que en realidad ese proyecto no te interesaba, pero te involucraste, con buena intención, tal vez, pero tu corazón no estaba ahí. Evalúa tus intenciones. Piensa si tu falta de consistencia tiene que ver con que te comprometes por las razones equivocadas. Asegúrate que esa meta es realmente tú meta y si no lo es, o si ya no lo es, descarta, elimínala de la lista. Si sigue teniendo importancia para ti, entonces dale un lugar importante en tu lista. Muchas veces dejamos lo verdaderamente importante para el último lugar en la lista. ¿Qué lugar le estás dando a tu relación con tu esposo, tu esposa, tu familia, tu salud, tu vida espiritual? De tu consistencia depende el éxito de todas esas empresas. Si no estás siendo exitoso evalúa en qué te está fallando la consistencia. Del lugar qué le des en tu lista de prioridades dependerá el tiempo que estés dispuesto a dedicarle y en consecuencia si llegarás a tu meta o no. No menosprecies los pequeños comienzos. Muchas veces empezar demasiado grande es lo que después hace que no podamos continuar. Arranca poco a poco tu meta, sin parar, un paso a la vez, como en una carrera. Pero con la visión clara de hacia donde te diriges, no la pierdas. Vuelve a leer tus resoluciones para 2016, ¿qué hay pendiente en esa lista? ¿Sigue siendo importante para ti? Si así es, arranca hoy mismo. Hay mucho más para ti, muchas metas que alcanzar, tanto que dar. No caigas en el conformismo. Dios te señala el camino, pero el caminante eres tú. Emprende tu rumbo hacia tu norte y no te desvíes. Un paso a la vez, sin detenerte, llegas porque llegas. ¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos en verdad corren, pero sólo uno obtiene el premio? Corred de tal modo que ganéis. 1 Corintios 9:24
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April 2021
De estrenoCada domingo compartiré las lecciones que me deja el camino. Mi meta es que podamos inspirarnos juntos y crecer de nuestras experiencias diarias. Vamos a empezar esta semana con pasión, enfoque y fe. |