Si alguna vez has usado el GPS de Google Maps sabes que siempre te asegura que vas por la ruta más rápida o la mejor ruta.Y mientras estoy metida en un tapón horrible, cuando me dice esa frase, "you are on the fastest route", yo digo: 'sí, claro'. Es difícil creerle al app ¿verdad? Y en medio del tráfico sigo viendo la hora, desconfiando de que llegaré a mi destino al tiempo que me indica la pantalla. Una particularidad que tiene este GPS, a diferencia de otros es que te mete por rutas atípicas, atajos, caminitos, para llegar al mismo destino, pero el GPS tradicional te llevaría por autopistas, muchas veces más congestionadas. A pesar de mi falta de fe, siempre termino celebrando que el GPS me trajo a destino al tiempo que me indicaba, a pesar de todas mis dudas durante el trayecto. Muchas veces, así es en nuestra vida, el trayecto se vuelve una pesada e incómoda carrera de obstáculos. Parece que nunca vamos a llegar. Y en nuestro corazón sabemos que lo que viene, viene, que lo que Dios puso en nuestro corazón, lo que nos dijo, de alguna forma se va a cumplir, pero en medio del camino dudamos. Hace un tiempo me pasó algo curioso. Y yo que le pido a Dios por todo, desde lo pequeño, hasta lo enorme, vi a Dios en mi experiencia, insignificante, podría ser para algunos, milagrosa para mí. Compré un abrigo en una tienda de segunda mano, ellos acababan de recibir una donación grande de una tienda de ropa, todos los artículos eran nuevos, pero algunos los donaron sin quitarles los sensores de seguridad. Sin darme cuenta compré un abrigo con la pieza de seguridad y sabía que en la tienda no me devolverían el dinero. Aparte me encantaba el abrigo y quería salvarlo. Así que busqué todos los videos de YouTube que se puedan imaginar, agarré a martillazos la pieza hasta que me dolieron las manos, tal como sugería un experto que abría estas piezas de seguridad como quien rompe el cascarón de un huevo. Y nada, no logré mi misión de niña exploradora. Volví a la tienda para que me dijeran qué podía hacer y si por casualidad tenían la pieza magnética para abrir aquella cosa plástica que afeaba mi abrigo. La señora que me atendió me dijo que no tenía el magneto, pero me envió a otra tienda, al lado del salón de belleza de una amiga. Ella me dijo que allí me ayudarían. Allí llegué, con poca fe, y mis amigos del salón llevaron mi abrigo a la tienda del lado y lamentablemente ellos tampoco pudieron abrir la pieza. Pero a uno de los empleados del salón de belleza se le metió entre ceja y ceja abrir aquella pieza de seguridad y estuvo como media hora luchando, mientras se escuchaba mi voz de fondo: "ten cuidado, lo vas a romper, ¡lo vas a romperrrrr!". Hasta que al fin, después de quedar con las manos adoloridas,aquel buen samaritano sacó aquello y mi abrigo quedó perfecto y sin rastro del percance. Y después de esta larga historia, lo que te quiero decir es que a veces Dios nos lleva a ese lugar que deseamos por una ruta diferente. Ustedes podrán pensar lo que quieran, pero yo sé que Dios me mandó al salón de mi amiga para darme una solución y también una lección. De todos los lugares del mundo a los que aquella señora me pudo mandar, me envió allí. Y aunque en la tienda donde se supone que me iban a ayudar, no me pudieron resolver, Dios sí me dio una salida. Muchas veces en la vida Dios nos llevará a destino, pero por una ruta diferente a la que trazamos en nuestra mente, como ese GPS nos dictará una ruta alterna que nos llevará al lugar más rápido. Pero si por terquedad decimos, 'no es por ahí, ese GPS no sabe, me voy por este camino que yo conozco ', entonces nos retrasaremos, y prolongaremos nuestra espera o quizás no lleguemos. Viajar con fe en ese GPS llamado Dios es difícil. Pero una y otra vez, cuando soy obediente, como soy obediente al Google Map, me doy cuenta de que Dios siempre me lleva a buen destino. Y, vamos a ser honestos, dejarnos llevar por Google Maps, requiere fe y obediencia y lo mismo pasa con Dios. Si enfrentas algo que parece haber retrasado o puesto una barrera en tu camino hacia lograr tus anhelos, hacia ese destino que te habías trazado, yo te animo hoy a renovar tu fe. Dios no está limitado por tus circunstancias y sus planes no se acaban por los reveses de la vida. Es más, sus planes muchas veces son impulsados y acelerados por eso que parece lo peor que nos pudo pasar, la piedra en el camino. Hoy te invito a montarte en el carro, a abrocharte tu cinturón y a escuchar ese GPS celestial que te dicta el trayecto, no te desvíes, ni te detengas por esas voces que te dicen que por ahí no es o que vas a llegar muy tarde. Pon tus ojos en la meta y sigue obediente al que sabe adónde te lleva. Te aseguro que llegarás a la hora en punto a tu destino. Tu GPS no te va a fallar. Lo que él te prometió, lo cumplirá. Deja que él lo haga a su manera. No depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia
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April 2021
De estrenoCada domingo compartiré las lecciones que me deja el camino. Mi meta es que podamos inspirarnos juntos y crecer de nuestras experiencias diarias. Vamos a empezar esta semana con pasión, enfoque y fe. |