Cuando me mudé de mi apartamento a la casa descubrí algo que me dejó boquiabierta. Uno no sabe lo que tiene hasta que se muda. Y en medio de la mudanza me di cuenta de las muchas cosas que estaban ocupando un espacio en mi apartamento y que ya no tenían ningún uso. Y ustedes saben que cuando empezamos a abrir esas gavetas y nos topamos con la figurita de cerámica llena de polvo de una muñequita con ojos inocentes y pestañas impresionantes, que te regalaron en la fiesta de 15 de tu amiga, que ahora tiene 55, a veces dices: 'ay, tan bonito... qué recuerdos... algún día la voy a usar, encima de un tapete'. Y la echas en tu caja de la mudanza, que cierras en ese momento, porque está a punto de romperse por abajo. Y le pegas varias tiras de masking tape para que no se te vaya a romper por el peso. Y encuentras ese vestido azul tornasol, con lentejuelas, largo, con mangas de princesa, y falda de sirena, que no usas desde hace 13 años, el de tu senior prom, y mientras te brillan los ojos, dices: 'tan bello, algún día me lo voy a poner otra vez, y me voy a ir a bailar con él. Claro que sí '. Y así seguimos guardando y cargando con cosas que ya no pintan nada en nuestra vida, pero no queremos soltar, y encontramos alguna excusa para seguir cargando motetes. Entonces, tratamos de empezar algo nuevo, pero con un peso innecesario, de un montón de cosas que ya nos nos sirven y que muchas veces nos atrasan. Cuando me mudé me traje cosas que debí regalar y llegaron a ocupar un espacio en mi nueva casa y he estado en ese proceso de sacar, botar y donar, porque ustedes saben que mientras más cosas acumulas, más regueros uno hace. A veces, en la vida, queremos empezar algo nuevo, pero no estamos dispuestos a dejar atrás lo que no nos ayuda a seguir adelante. En ocasiones se trata de ideas muy arraigadas de que lo que esperas se tiene que dar de cierta manera, o conceptos que nos pasaron nuestros padres, pasados a su vez por sus padres, nacidos de una realidad que no es la nuestra, y que no nos ayudan a llegar adonde queremos. A veces se trata de personas que llegaron a nuestra vida para una temporada, llegaron a cumplir una misión en nuestra vida y ese propósito ya se cumplió, pero nos aferramos y queremos llevárnoslos a esa nueva cima, pero el peso no nos deja llegar allá. Y no es que cortes con la gente, pero hay personas que aunque son buenas, por alguna razón interrumpen nuestro crecimiento. Tal vez porque no entienden nuestros sueños. Hay personas que tenemos que amar a la distancia. ¿Adónde te mudas? Recuerda que no todo ese equipaje va a caber en tu nueva casa y no podrás entrar por la puerta con toda esa gente. Para caminar en la vida hay que soltar, agradeciendo todo lo que te han dejado tus experiencias pasadas, toda esa gente maravillosa, pero reconociendo que en tu carrera no puedes cargar con todo ese peso, porque así no vas a llegar a la meta. Porque en la pista de atletismo no dejan participar con camiones de U-Haul. Dios nos ayude a identificar todo lo que en esta mudanza debemos dejar atrás, con amor, con agradecimiento, pero también, con determinación. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.
0 Comments
Your comment will be posted after it is approved.
Leave a Reply. |
Archivo
April 2021
De estrenoCada domingo compartiré las lecciones que me deja el camino. Mi meta es que podamos inspirarnos juntos y crecer de nuestras experiencias diarias. Vamos a empezar esta semana con pasión, enfoque y fe. |