¿Te has tragado palabras que debiste decir y luego era demasiado tarde para decirlas? A mí me ha pasado y ese arrepentimiento es doloroso como pocos. Hay palabras que nos pueden cambiar la vida, pero el miedo, y en otras el rencor, el dolor, la vergüenza nos pueden jugar malas pasadas y perder oportunidades que no volverán. 'Te quiero, perdóname, me gustas, te perdono, vamos a tomarnos un café, me equivoqué, eres importante para mí, no te he olvidado', son palabras o frases que millones se tragan todos los días, aunque se mueran por decirlas. Pensamos que el precio de decirlas, en ocasiones la humillación de decirlas, es muy alto, pero el precio de callarse no se puede ni medir. Hay personas que por años no se hablan por una diferencia que tuvieron, una discusión se volvió un huracán y una relación quedó rota sin razón. Y un abrazo y un 'perdóname' cambiarían todo, pero siguen esperando a que el otro de el primer paso. ¿Qué estás esperando? ¿Que te llamen para decirte que tu amigo o familiar falleció y querer decirle a un cuerpo inerte lo que debiste decirle en vida? ¿Qué estás esperando para decirle que te gusta, que la quieres o lo quieres? ¿Que veas a esa persona con alguien más y te enteres que también se moría por ti, pero no diste ni señales de humo? Como dice una frase que me gusta, "cuántas cosas perdemos por miedo a perder". Una vida que vivimos con demasiada pasividad se nos escapa entre los dedos. Y la culpa que viene por no tomar las riendas de nuestra vida y luchar por nuestra felicidad es de las más terribles. No te quedes con las ganas de decir lo que hay que decir. ¿Qué es lo peor que te puede pasar? ¿Que te rechacen? Eso también pasará, pero sabrás a qué atenerte. Es peor estarse siempre preguntando qué hubiera pasado si lo hubiéramos intentado. No te tardes más en decir lo que tienes que decir. Se el valiente que da el primer paso para hablar. Haz las pases con ese ser que te hirió, que has herido. No esperes a ir a enterrar a tu ser querido y derramar lágrimas de arrepentimiento sobre una tumba, aprovecha la bendición de que aún está en este mundo. No esperes a mañana para decir lo que tú sabes que sabes, que tienes que decir hoy. La vida nos habla todo el tiempo y cuando hay algo que debemos decir nos vibra en nuestro interior. Deja que tus palabras salgan como salgan y déjale los resultados a Dios. Hace unos años Chayanne vino a dar un concierto a Georgia y yo estaba en una feria donde estaban regalando boletos, pero para ganártelos tenías que cantar una canción. Con todo mi miedo, y esta voz de cantante frustrada, me paré, agarré el micrófono y canté el coro de "Un siglo sin ti", que de hecho, puede servirles si este blog los motiva a pedir perdón, abajo les incluí el video por si acaso ;) Eso sí, no se trepen al tope de edificios, por favor. Pero, volviendo al tema, después de mi, cantó otra persona, que de hecho, cantó más feo, pero tenía su familia completa allí, así que le aplaudieron más y se ganó los boletos. ¿Qué gané de la experiencia? Valentía, una historia para contarle a mis nietos, y a Chayanne si lo conozco algún día. Nada se va al desperdicio. Habla hoy, abraza, besa, ama, perdona. No podemos vivir una vida plena y cumplir nuestro propósito cuando estamos arrastrando asuntos sin resolver, cuando todos los días nos tragamos palabras que debemos decir. Hoy te invito a librarte del miedo, de la vergüenza, del rencor, del temor al rechazo, de las imponentes normas sociales y a sacar lo que has enterrado en tu corazón. Se libre. Tú mereces vivir a plenitud, mereces felicidad, pero tú solo tienes que romper tus cadenas. Da los pasos y Dios te respaldará. Y si no resultan las cosas como esperabas sabrás que hiciste lo que tenías que hacer, no te quedarás con la eterna y trágica pregunta de ¿qué hubiera pasado si...? El miedo nos impide vivir muchos momentos de felicidad, no se lo permitas más.
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April 2021
De estrenoCada domingo compartiré las lecciones que me deja el camino. Mi meta es que podamos inspirarnos juntos y crecer de nuestras experiencias diarias. Vamos a empezar esta semana con pasión, enfoque y fe. |