Esta semana fui a renovar mi licencia de conducir que saqué hace 9 años.
Tuve que sacarle una foto a mi vieja licencia (que me tocó entregar para recibir la nueva) porque ese pedazo de plástico tuvo un significado muy especial para mí al ser parte de un comienzo importante al mudarme a Georgia y porque obtenerla me costó mucho, no en dinero, sino en frustración...tuve que tomar el examen tres veces, pero eso es tema para otro blog. Pensar en casi 10 años de mi vida, que se cumplirán el próximo 31 de diciembre, me hace recordar tantos momentos, tantos procesos de transformación que he vivido, han sido años de cambio intenso, de aprendizaje feroz de vida. La que llegó a Georgia hace casi una década ha pasado por varios hornos donde ha sido forjada por las manos del alfarero, teniendo en cuenta lo que requiere esos procesos de calor intenso, de ajuste, de romper y volver a empezar una obra que va mejorando, pero no acaba nunca. Pero en medio de esos avances, en medio de la paz y la quietud que te da el camino recorrido a veces hay caídas, hay momentos de sacudidas, de dolor, de revivir experiencias, de sentir que a pesar de tu progreso a veces pareciera que das varios pasos hacia atrás. Y muchas veces, cuando en nuestro proceso de crecimiento espiritual sentimos caer nos empezamos a azotar con el látigo por creer que porque estamos avanzando y creciendo deberíamos estar siempre bien, y con una sonrisa de oreja a oreja, que nada nos moleste, que nada nos afecte. Pero tenemos que recordar siempre que estamos en un proceso, que la vida en sí, desde que nacemos hasta que morimos es un proceso y debemos aceptar que la vida espiritual también lo es. Lo que es importante es ser honestos con nosotros y con los demás sobre nuestros sentimientos. Vivir no es estar contento 24/7. Vivir es ser fiel a nuestro corazón. Es amarnos en toda nuestra trayectoria, en el valle y en la cúspide. Es recordar que cada uno de nuestros procesos nos están llevando a la expansión y nos hacen falta. Y es recordar además que si hoy somos seres más evolucionados es gracias a caídas que en el pasado nos hicieron cuestionar nuestro progreso en su momento. En ese momento de caída en el que estás sintiendo enojo contigo mismo por ser humano y sentir, te invito a darte un buen abrazo como un amigo entrañable. Un abrazo como el que te daría Dios. Recuerda que esta caída te hará levantarte con más fuerza, con conocimientos nuevos para futuros exámenes. Así como cada cierto tiempo hay que renovar la licencia de conducir, en la vida no hay licencia vitalicia, hay que seguirla renovando hasta la muerte. Y eso requiere de 'accidentes' provocados por uno o por otros, 'infracciones', 'pagos de seguro caros', 'el horrible sonido de la sirena cuando corres de más', 'dolores de espalda por golpes', y en ocasiones 'tener que despedirse para siempre de un pedazo de aluminio y acero que fue carro'. Pero también significa la posibilidad de vivir un montón de experiencias hermosas que te regalan esos viajes, que te regala esa licencia para vivir a pleno sol y a plena sombra, en plena aceptación del aquí y ahora.
0 Comments
Your comment will be posted after it is approved.
Leave a Reply. |
Archivo
April 2021
De estrenoCada domingo compartiré las lecciones que me deja el camino. Mi meta es que podamos inspirarnos juntos y crecer de nuestras experiencias diarias. Vamos a empezar esta semana con pasión, enfoque y fe. |