Este es un cuento que me hicieron mis papás porque mi memoria no atraviesa tramos tan largos. Tenía pocos años y entre esos juegos que hacen los papás con sus niños me enseñaron un lápiz y me preguntaron: 'Joha, ¿qué es esto?
Yo, con toda convicción les contesté: 'un peligro'. Y ellos no pararon de reír. Mi abuela y cuidadora siempre estaba pendiente de que sus nietos no agarraran cosas que fueran 'peligros' como los lápices y con tanto énfasis yo entendí que aquel objeto de madera se llamaba peligro, por ese afán de mi abuela de protegerme. Pero en la vida, muchas veces nosotros mismos nos levantamos paredes de protección que en vez de lugares seguros, se vuelven cajas de aislamiento, que nos alejan del mundo, que nos mantienen distantes de nuestros propósitos. A cuántas cosas llamamos peligro cuando realmente se llaman metas, cambio de trabajo, empresa, cambio de imágen, ejercicio, crecimiento, pareja, universidad, oportunidades, mudanza, dinero, etcétera. ¿Estás llamando lo que deseas por su nombre? O le estás poniendo un sobrenombre que en lugar de acercarte, te aleja. En qué se basan tus decisiones, ¿en tu fe o tu miedo? Y claro que cuando vas a tomar decisiones es normal que te acuerdes de aquello que salió mal, de ese proyecto que no funcionó, esa relación que al acabar te dejó tantas heridas y en tantos otros intentos fallidos. Es que a veces nos enterramos esa punta del lápiz (porque es un peligro), pero luego crecemos y aprendemos a usarlo para escribir y ya deja de ser un peligro para convertirse en una herramienta poderosa. Pero el proceso de transformación tiene que ocurrir primero en nuestro interior. Necesitamos antes que todo entender, cómo estamos percibiendo lo que nos rodea, cómo percibimos los anhelos de nuestro corazón. Porque si nuestras decisiones están basadas en nuestros miedos en lugar de nuestra fe, seguiremos tropezándonos en el camino con barreras autoimpuestas que nos dicen que no podemos llegar muy lejos. Pero cuando vemos la vida a través de la fe, la óptica cambia porque se caen las barreras. La Biblia dice que la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Entonces cuando decidimos basándonos en la fe, a diferencia del miedo, reconocemos que no estamos solos en nuestros esfuerzos, incluimos a Dios en nuestra cotidianidad y sabemos que aunque humanamente estamos limitados, para Dios no hay imposibles. Te invito a pensar qué nombre le estás dando a los deseos de tu corazón. ¿Los estás llamando con el nombre correcto al que ellos pueden responder? Tus decisiones, ¿están basadas en tu fe o en tus miedos? Hoy es un buen día para abrazar con amor y fe todos los anhelos de nuestro corazón.
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April 2021
De estrenoCada domingo compartiré las lecciones que me deja el camino. Mi meta es que podamos inspirarnos juntos y crecer de nuestras experiencias diarias. Vamos a empezar esta semana con pasión, enfoque y fe. |