Fue una de esas decisiones tontas, pero una que me persiguió por muchos años.
Estaba en mi primer año de universidad, tenía 17 años, y la amiga de una compañera de la universidad me dijo que si la dejaba leerme la mano. Yo no creo en nada de eso y cualquier asunto que tenga que ver con brujos lo tengo bastante lejos, pero ese día no sé porqué la dejé. Creo que lo vi como un juego de ella, no creía que ella lo estuviera haciendo en serio, tal vez fue mi inmadurez, o ganas de encajar en aquel mundo universitario nuevo para mi. El asunto es que me dejé leer la mano y la amateur de bruja me dijo que la línea de mi vida era corta y que me moriría a los 35 años, en un accidente de carro. A los 17 uno cree que faltan como 100 para llegar a los 35... Pero cuando llegaron los 35, me acordé de aquellas palabras. Y la verdad es que, aunque yo no creía en aquello, de alguna forma esas palabras se quedaron en mí, por abrirle mis oídos y mi mente a lo que no debía. Dicen que las palabras se las lleva el viento, pero no... Todavía, el día antes de mi cumpleaños 36 me pasaba la dichosa lectura de mano por mi mente. Y sentí un alivio, que no le confesé a nadie, hasta ahora, cuando cumplí mis 36 sana y salva. Las palabras son poderosas, son armas de construcción o destrucción masiva. Hace unos años, una mañana, sentí escribir un mensaje en Facebook. Sentí hablarle a las parejas casadas y en crisis. Y yo, que no estoy casada, escribir de esos temas no es lo mío, pero ese día lo hice, y escribí lo siguiente: “Estoy pensando en la parejas que tengo en mi Facebook que tal vez están teniendo problemas en su matrimonio y hasta han considerado que el divorcio es la solución. No hay duda que en algunos casos, sí lo es. Pero hay muchas situaciones que tienen solución. No cuelgues los guantes en tu relación, pelea la buena batalla. Las parejas que ves por ahí, felices y con muchos años de matrimonio, también han tenido crisis, pero decidieron luchar. Busca ayuda de un terapeuta, de grupos de ayuda y de tu comunidad de fe. ¡Lucha por lo que vale la pena luchar!” Unos meses después, viajé a Puerto Rico y en una actividad de una iglesia me encontré con una pareja de amigos. El esposo se me acercó y me pidió que nos retiráramos un poco del grupo para decirme algo. Con lágrimas en los ojos me dijo que ese mensaje apareció justo cuando ya había resuelto divorciarse y estaba en medio del proceso. Pero lo sacudió tan fuerte que decidió que tenía que luchar por su matrimonio. Ya se imaginarán lo que sentí al enterarme y créanme que yo pensé no escribir aquel mensaje. Pensé: ‘esto no tiene sentido, si yo no soy casada’... Pero Dios nos usa como instrumentos para llegar puntualmente a la vida de otros que lo necesitan. Aquel día lo vi clarito. Por eso hoy te pregunto: ¿cómo estás usando tus palabras? La Biblia dice que con nuestra lengua hay poder de vida o muerte. Con la boca podemos bendecir, pero también herir y desbaratar. Hay palabras que son como puñales. Por eso, seamos sabios al abrir la boca, pero no neguemos una palabra de fortaleza y de bendición a los demás. Sabemos qué hay palabras que dejan marcas de dolor. Todos conocemos personas que de adultos arrastran heridas de la infancia por palabras que sus padres les dijeron, o sus maestros o compañeros de clase. Pero tal como esas palabras ásperas tuvieron poder, las palabras de aliento y de esperanza, como esas que yo lancé a lo loco a Facebook tuvieron un impacto restaurador. Seamos sabios al compartir con otros ese privilegio de comunicarnos. Pidamos a Dios sabiduría para sacar lo mejor de adentro. Y si adentro hay mucha amargura por esas heridas que cargas busca ayuda para sanar tu corazón. Y por favor, no solo seamos sabios al hablar, sino también decidiendo a quiénes prestamos oído. No terminen como yo, asustados, esperando el cumpleaños para salir de malos presagios. Un buen, ‘no, gracias’, pudo servirme tremendamente. Hoy es mi fiel compañero.
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April 2021
De estrenoCada domingo compartiré las lecciones que me deja el camino. Mi meta es que podamos inspirarnos juntos y crecer de nuestras experiencias diarias. Vamos a empezar esta semana con pasión, enfoque y fe. |