Fue una frase que escuché de alguna protagonista de novela hace un montón de años, pero se me grabó. Sí, claro que vi una que otra novela, lo reconozco.
Si no me equivoco fue en La Pícara Soñadora, una novela con los fallecidos actores Mariana Levy y Eduardo Palomo. Si estoy equivocada, que mis amigas más noveleras me corrijan. Pero bueno, en algún momento la protagonista, la típica chica pobre que era una mujer segura de sí misma, con una personalidad fuerte me dejó esta frase. En alguna escena la villana le preguntó: ¿quién te crees que eres? Y ella le contestó esa frase que no olvido: “me creo lo que soy”. En muchas ocasiones, cuando oímos a la gente hablar bien de ellos mismos, lo definimos como arrogancia. Sin embargo, cuando dicen cosas negativas acerca de ellos mismos, nos parece normal y hasta los definimos como gente humilde, pero eso no es humildad. Ser humilde es saber lo que uno vale y reconocerlo, sin pensarse mejor que los demás, sino sabiendo que hay tesoros maravillosos dentro de cada ser humano. Muchas veces luchamos con ese ¿quién te crees que eres? Y nuestro miedo no es a fracasar, sino a brillar y destacar. Entonces, cuando vemos a otros que sí se permiten brillar nos reflejan ese miedo que tenemos a hacerlo. Hay un poema de Marianne Williamson que me encanta y refleja ese gran miedo que muchos enfrentamos. “Nuestro miedo más profundo no es a no ser capaces. Nuestro miedo más profundo es que somos enormemente poderosos. Es nuestra luz, no nuestra oscuridad lo que más nos asusta. Nos preguntamos: ¿quién soy yo para ser brillante, atractivo, talentoso, fabuloso? De hecho: ¿quién no eres para serlo? Eres un hijo de Dios. El disminuirse no le sirve al mundo. No hay nada de sabiduría en encogerse para que otros no se sientan inseguros cerca de uno. Estamos predestinados a brillar como los niños lo hacen. Nacimos para manifestar la gloria de Dios que está dentro nuestro. No está solo en algunos de nosotros, está en cada uno. Y cuando dejamos que nuestra luz brille, inconscientemente permitimos que otros hagan lo mismo. Al liberarnos de nuestros propios miedos, nuestra presencia automáticamente libera a otros”. Hoy te invito y me invito a que nos permitamos brillar sin miedo. Que inspiremos a los demás a hacer lo mismo. Que reconozcamos que somos hijos de Dios, hechos a su imagen y semejanza, gente con destino. Vinimos a brillar no a encogernos. Creámonos lo que somos. Hay grandes obras, escritos, inventos, palabras inspiradoras y tanto más, esperando a que le demos permiso de salir. Levantemos esa valla de seguridad que se llama miedo. Y ante ese: ‘¿quién te crees que eres?’, ya sabemos que responder.
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April 2021
De estrenoCada domingo compartiré las lecciones que me deja el camino. Mi meta es que podamos inspirarnos juntos y crecer de nuestras experiencias diarias. Vamos a empezar esta semana con pasión, enfoque y fe. |