Los cementerios están llenos de sueños enterrados. Cada vez que paso por uno, y de lejos veo las lápidas, me pregunto cuánto arrepentimiento pudo haber en las últimas horas de muchas de esas personas.
En su libro, The top five regret of the dying, Bronnie Ware, una enfermera que pasó varios años atendiendo a personas en sus últimos meses de vida, expone los mayores arrepentimientos que escuchó de muchos pacientes. Estos son los cinco principales: 1.Hubiera querido tener el valor de vivir una vida fiel a mi mismo y no la que otros esperaban de mi. 2.Ojalá no hubiera trabajado tan duro. 3.Ojalá hubiera tenido el coraje para expresar mis sentimientos. 4.Me hubiera gustado estar en contacto con mis amigos. 5.Me hubiera gustado permitirme ser feliz. Muchos vivimos la vida en piloto automático, trabajando para tener. Perdiendo el tiempo en luchas innecesarias, en actividades que no aportan nada. Vivimos condicionados a lo que creen otros, a cumplir con las expectativas de otros y no nos damos cuenta de la falta de libertad en nuestras vidas. Pero cuando se llega al final de la vida y se hace un resumen mental de lo vivido, entonces duele en el alma, que nos regalaron una vida para cosecharla al máximo y perdimos años tratando de complacer a otros, viviendo una vida que no era nuestra, perdiendo el tiempo en conflictos, conversaciones innecesarias, actividades improductivas. Hoy es un buen día para abrir los ojos, porque nunca sabremos qué día será el último. Es momento de hacer una revisión de nuestra vida, del regalo más maravilloso que nos han prestado. Hace poco una persona cercana a mí me contó de la muerte de un familiar, luego de una enfermedad. En su lecho de muerte, decía que se arrepentía porque desperdició su vida. No me puedo imaginar un arrepentimiento más amargo. Tú y yo estamos a tiempo para hacer de nuestros días algo que valga la pena para nosotros, estamos a tiempo para cumplir con esa misión para la que vinimos aquí. Estamos a tiempo para convertirnos en la persona para la que fuimos puestos en este mundo. Mi mayor miedo no es morirme, sino irme sin cumplir con ese propósito para el que Dios me trajo aquí. Irme con la música por dentro. Sin entregar todos mis dones de la manera más auténtica y significativa para mi. Cada uno de nosotros tiene una misión, tiene dones y talentos únicos. No te quedes con ellos adentro. Cada día es un día menos, esa es la verdad que se nos olvida. Hagamos lo que haga falta para que al llegar al final de nuestra vida solo haya satisfacciones e historias que contar. Y un legado de una vida que sea una melodía, que den ganas de escuchar, que inspire a otros a vivir con intención y de todo corazón. Escribe tu historia hoy, con tu puño y letra. Tú eres el autor.
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April 2021
De estrenoCada domingo compartiré las lecciones que me deja el camino. Mi meta es que podamos inspirarnos juntos y crecer de nuestras experiencias diarias. Vamos a empezar esta semana con pasión, enfoque y fe. |