En estos días que pasé en Puerto Rico hubo muchos temblores de tierra. Los expertos en sismos investigan el fenómeno que ha llenado de preocupación a algunas personas de que esto sea el anuncio de algún desastre.
Cuando escuché estas noticias me empecé a llenar de temor por la seguridad de mi familia y mucha gente querida que vive en la isla, pero tuve que frenarme en ese pensamiento que iba como caballo desbocado. ¿Qué podemos hacer tú y yo ante la posibilidad de un desastre inesperado como un terremoto? Además de tener un plan de contingencia con nuestras familias y en lugares de estudio o trabajo, yo no encuentro otra cosa que podamos hacer. Entonces, ¿de qué sirve llenarnos de ansiedad por cosas que muy probablemente no van a pasar? Y en el peor de los casos, si pasaran, ¿qué ganamos con preocuparnos? La mente es igual que nuestro estómago, procesa lo que le damos. Por eso cuido mi mente de cosas que pueden afectar mi paz. Y aunque me mantengo al tanto de lo que pasa leyendo noticias, hay mucha basura en redes sociales o en Internet que solo busca crear pánico. Y para mi tranquilidad, cuando veo contenido que me puede causar temor o gente que le gusta publicar ese tipo de material, los escondo. Esa es mi manera de cuidar mi mente de cosas que no me ayudan. En estos días con los últimos acontecimientos en el Medio Oriente hay temor de ataques en muchas partes del mundo. Y son circunstancias que si le das vueltas en la cabeza pueden causar mucha preocupación. Pero vuelvo y me pregunto, ¿qué logramos con preocuparnos? Ante cualquier peligro que pueda haber en el mundo hay cosas que podemos intentar para protegernos, tal vez cuidar los lugares o las horas en las que nos desplazamos. Pero sabemos que eso no es suficiente y que los infortunios pueden pasar en cualquier lugar a cualquier hora del día. Entonces, para qué vamos a vivir llenos de miedo. Más bien la pregunta es si realmente podemos vivir de verdad cuando estamos llenos de miedo. Sabemos que el miedo es una camisa de fuerza que nos impide vivir de verdad. Y a veces por miedo, en el plan de no morir, el miedo nos encierra y dejamos de vivir. Al vivir corremos el riesgo de morir, un riesgo que no vamos a eludir porque para allá vamos todos. Entonces, qué ganamos con andarnos preocupando por terremotos, tsunamis, ataques, etcétera. ¿Acaso podemos hacer algo con nuestra preocupación para cambiar asuntos que no están en nuestras manos? Yo por mi parte voy a seguir compartiendo contenido que nutra la fe y la esperanza, porque eso es lo que nos mantiene a todos a flote y viviendo con entusiasmo. Porque el temor nos roba la oportunidad de reír y disfrutar este momento que también es vida que se nos escapa. Cuando estoy cayendo en esos patrones de pensamiento, recuerdo unas palabras que Jesús repitió constantemente durante su ministerio en la tierra. El único que tiene control sobre las tormentas de la vida dijo lo que a mí me tranquiliza: “no temas, cree solamente “. No te permitas dejar de vivir por miedo a morir.
0 Comments
Your comment will be posted after it is approved.
Leave a Reply. |
Archivo
April 2021
De estrenoCada domingo compartiré las lecciones que me deja el camino. Mi meta es que podamos inspirarnos juntos y crecer de nuestras experiencias diarias. Vamos a empezar esta semana con pasión, enfoque y fe. |