Hace unos días me llegó mi nuevo pasaporte. Pero para sacarlo tuve que enviar el anterior, algo que no me gustó porque tenía algún cariñito a esos sellos de los viajes del ayer. Para mi sorpresa, un día después de que me llegó el pasaporte, en un pequeño sobre me llegó el expirado.
Me alegré de recibirlo, pero al momento también me pregunté para qué sirve un pasaporte expirado. Y hablando de todo como los locos, en estos días una persona me preguntaba sobre la música que escucho. Le dije que solo oigo mi Spotify y todas las canciones van probablemente desde la era del 80 hasta principios del 2000. Es como una cápsula del tiempo. Entre el pasaporte y el Spotify me doy cuenta del papel que juega la nostalgia en mi vida. Y aunque recordar es maravilloso, vivir mirando para atrás nos roba incluso la oportunidad de saber qué pasa en nuestro mundo hoy. Si no fuera porque a veces me toca escribir de artistas de este tiempo no me enteraría ni de quién toca, porque yo todo lo que oigo es viejo. Y no hay problema, son buenas canciones... al menos para mí. Pero así como ese Spotify mío me limita de conocer la música de estos días, vivir encapsulado en algún momento bonito del ayer, nos roba la posibilidad de vivir lo bonito de hoy. Aunque el pasado fuera maravilloso, los viajes del ayer no son más importantes que los de hoy. De hecho, puede ser que los viajes de ayer no fueran tan espectaculares, solo que cuando se miran bajo el farol del pasado todo se pinta color de rosa. Eso pasa con los viajes, aunque esos casi siempre son buenos, pero también pasa con las relaciones, que no siempre lo son. A veces mirar demasiado al pasado con ojos equivocados nos hace volver a lugares que por fuertes razones dejamos atrás, y es importante siempre recordar porqué salimos de ahí, cuando las nostalgia nos invita a volver a compartir con personas que quedaron atrás porque allá deben estar. El pasado tuvo su valor para formar el ser humano que eres hoy. Todo lo agradable y desagradable, los buenos momentos y las tragedias tuvieron una razón de ser. Pero tuvieron y fueron. No se puede cargar con eso como un pasaporte expirado, porque lamentablemente eso no te dará ingreso a nuevos destinos, sino que será un policía que te dirá “de aquí no pasas”. Valoremos todo lo que esta vida nos ha dejado vivir, pero no te dejes estancar por los sellos del ayer, sean de buenas o malas experiencias. El único pasaporte vigente es el de hoy y ese no tiene sellos, cada día amanece en blanco, listo para que tú decidas a dónde se dirige tu nave. Es hora de botar ese pasaporte viejo. Agradece todo lo que te dejó ese montón de experiencias y de gente que pasó por tu vida por algo. Siempre por algo. Pero haz uso cada día de tu pasaporte de hoy, limpiecito y listo para lo que tú decidas hacer con él, siempre agradecido, pero enfocado. Qué el recuento llegue al final de tus días cuando cada uso de ese pasaporte haya tejido una vida interesante, plena, anclada en el aquí y ahora.
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April 2021
De estrenoCada domingo compartiré las lecciones que me deja el camino. Mi meta es que podamos inspirarnos juntos y crecer de nuestras experiencias diarias. Vamos a empezar esta semana con pasión, enfoque y fe. |