El otro día manejaba hacia el trabajo y vi mi oportunidad de hacer un cambio de carril cuando el carro de al frente aprovechó e invadió mi carril, y agarró vuelo. Me dieron ganas de responder de la misma manera, pero respiré y lo dejé ir, sin dejar de pensar en la impulsividad de aquel conductor. Algo me decía que había una lección detrás de aquella experiencia y no tardé en entenderla cuando vi al mismo conductor más adelante en la carretera. Cambiándose de carril se estrelló contra un camión. Gracias a Dios estaba bien, pero no estaba viviendo su momento favorito, de eso estoy segura. ¿Cuántas veces vamos por la vida respondiendo sin pensar? Cuantos veces vivimos siempre listos para reaccionar, pero no tomamos tiempo para pensar, analizar, reflexionar antes de decidir. Y acabamos muchas veces estrellados contra un camión que nunca estuvo ahí con ese fin, porque los camiones no son para eso. A mí me ha pasado y he pecado de impulsiva y los resultados no han sido los mejores. ¿Le has dejado saber a la gente 'lo que piensas' y luego te has arrepentido? ¿Los has 'puesto en su lugar' y terminaste con un gran peso en vez de sentirte liberado? Hay que recordar que la única manera de apagar un incendio es con agua, no con candela. La Biblia dice que la respuesta blanda quita la ira, pero la áspera hace subir el furor. Por eso ante las provocaciones en la vida podemos y debemos optar por responder en paz. Además, siempre debemos tener en cuenta que en más de una ocasión hemos malinterpretado experiencias y nos ofendemos o enojamos sin entender lo que sucede. No hagamos nidos en la cabeza y como aconseja Don Miguel Ruiz en "Los Cuatro Acuerdos" , no hagamos suposiciones. El problema de actuar impulsivamente es además que no medimos el impacto del golpe porque nos engañamos al pensar que estamos bajo control hasta que nos estrellamos contra el camión. Hay algo que incluyeron en nuestro paquete antes de nacer y es hora de ponerlo en práctica y se llama autocontrol. La vida impulsiva es una vida a la que le falta reflexión. Analicemos nuestras respuestas diarias a la gente, nuestros familiares, amigos, compañeros de trabajo, a veces hasta con nosotros mismos. Cuántas veces escucho gente decirse bruto o imbécil cuando se equivocan. Cómo uno se va a abofetear a uno mismo, no, no,no. Tomemos la vida con calma. Tratemos a la gente con respeto y generosidad. Demos paz aunque haya discordia. Pensemos con mentes tranquilas. Y considera que las consecuencias de nuestra impulsividad suelen ser muy caras, algo va a acabar roto y con frecuencia, sin reparo, puede ser nuestro auto, puede ser una importante relación. Es hora de guardar los guantes de boxeo, ya no los necesitas para andar por la vida. Respira y reflexiona antes de decidir. Tú no tienes porqué terminar estrellado al camión, esperando que te vengan a rescatar. Toma el control, no dejes que tus impulsos te lleven arrastrado como si estuvieras amarrado, como un perrito cuando lo sacan a pasear. Tú eres quien decide. Johanes
2 Comments
Nolly Pabon
4/10/2016 06:10:08 am
Muy lindo y muy cierto,Dios continue Bendiciendote!
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Johanes
4/11/2016 04:13:56 am
Qué bueno que te gustó Nolly! Dios te bendiga amiga!
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April 2021
De estrenoCada domingo compartiré las lecciones que me deja el camino. Mi meta es que podamos inspirarnos juntos y crecer de nuestras experiencias diarias. Vamos a empezar esta semana con pasión, enfoque y fe. |