No olvido mi primer beso. Estaba frente a un centro comercial, luego de ir al cine con el chico que me gustaba. Y cuando nos despedimos me dio un besito, y yo quedé tan en la nubes que cuando me voltee para volver a entrar al centro comercial (donde me esperaba mi hermana para llevarme a casa) me choqué la frente con la puerta de cristal.
¿Recuerdas tu primer beso? Todos tenemos memorias que nos hacen reír, que nos recuerdan que en la experiencia humana, a pesar de que a veces nos toca experimentar dolor, con el tiempo siempre los buenos recuerdos prevalecen. Muchas veces dedicamos demasiado tiempo a recordar lo malo, lo doloroso de nuestras experiencias. Pero en cada mala experiencia que hemos pasado, sea en nuestras relaciones amorosas, la familia, el trabajo... en todas hay un cúmulo de buenos momentos. Y aunque cuando sufrimos golpes en la vida es más fácil pensar en la herida y no en el beso, con el paso del tiempo necesitamos sanar el alma y recordar lo bueno que nos quedó. Yo soy fiel creyente de que cada persona que pasa por nuestra vida llega por algo, sea para quedarse o para irse, pero dejándonos una importante lección. Contadas relaciones amorosas o de amistad son para siempre. La mayoría son temporales, llegan a cumplir un propósito en nuestra vida y tan pronto ese propósito se cumple se acaban. No queramos prolongar relaciones temporales y volverlas para siempre. Eso se llama frustración. Yo he tenido la bendición de conocer gente maravillosa que ya no está en mi vida. El hecho de que no estén conmigo, porque la relación se acabó, no quiere decir que no los recuerde y agradezca el amor que un día me dieron. Es posible que hoy estés enfocado en la herida que alguien te hizo. Tratando de sanar y de levantarte. Es importante no darle vueltas a la misma vieja película, que te lleva a la misma escena donde sales lastimado. Busca sanar, busca aprender la lección que te dejó esa experiencia. Busca, por tu bien, recordar lo bueno. Porque a veces nos enfocamos en el daño que nos hicieron y empezamos a catalogar a la gente entre malos y buenos. Pero cuando recordamos lo bueno, cuando pensamos en el comienzo sabemos que en muchas ocasiones empezamos con la mejor de las intenciones, pero la relación tenía fecha de expiración. O la persona que te hirió traía sus propias heridas que simplemente salieron a relucir en su relación contigo. El trabajo de sanar el corazón es una tarea individual, tú no la puedes hacer por nadie y nadie la puede hacer por ti. Cuando sabemos que todas las relaciones humanas tienen un propósito en la vida se siente un gran alivio porque sabemos que nada se va a la basura. Lo vivido era una clase que teníamos que tomar. Tal vez hoy estás en ese proceso de sanar tu corazón. Mi deseo es que cuando lo hagas quedes limpio, en paz y puedas recordar lo bueno. Como diría la gran Celia Cruz: "eso es el perdón, recordar sin dolor". Ojalá muy pronto y desde el fondo del corazón puedas enviar por el aire un abrazo a ese amigo, a ese viejo amor que ya no está. Que puedas recordar tanto besos como heridas sin dolor. La comprensión y la compasión nos lleva al perdón, y el perdón a la libertad.
1 Comment
Marie C
9/18/2016 05:06:20 pm
Me encanto
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April 2021
De estrenoCada domingo compartiré las lecciones que me deja el camino. Mi meta es que podamos inspirarnos juntos y crecer de nuestras experiencias diarias. Vamos a empezar esta semana con pasión, enfoque y fe. |