Hace unos cuantos años cuando era trabajadora social en Puerto Rico a través de mi profesión descubrí una verdad que fue liberadora tanto para mi labor como para todo lo demás en mi vida.
Yo trabajaba en ese entonces con el programa de preescolares Head Start y tenía a mi cargo unas 200 familias. Nosotros visitábamos todas las familias y establecíamos con ellos un plan de ayuda, de acuerdo con las necesidades y metas que tuviera cada familia. Muchas de las mamás de los niños del programa no habían terminado su educación básica y esa era una de las metas que con frecuencia establecíamos. Y luego de establecidas, me correspondía apoyar y dar seguimiento para que esta o cualquier otra meta se lograra en el periodo de tiempo que acordábamos. Y esas metas, que no eran mías, me daban muchos dolores de cabeza. ¿Por qué? Porque veía que pasaba el tiempo y las madres no habían hecho nada. Esa meta ni siquiera estaba en curso. Y eso me frustraba más que a ellas. Pero el trabajo social o cualquier profesión de ayuda es una en la que la paciencia y la buena voluntad son clave porque muchas veces ni te enteras del resultado de tus esfuerzos. Pero algo interesante me pasó. Con el paso de los años, en ocasiones volvía a ver a esas madres y al preguntarle por sus vidas, me decían que estaban estudiando o que habían terminado la escuela y ahora estaban en la universidad. Y he ahí que me cayó la lección. Muchas veces queremos imponer nuestro tiempo a la gente, creyendo que el momento de hacer tal o cual cosa es ahora. Aprendí que cada persona tiene su tiempo y que nuestro análisis no nos da para entender por qué muchas veces la gente no arranca sus proyectos cuando queremos, incluso cuando ellas dicen que quieren completar una meta. Pero cuando llega la hora y arrancan, no hay quien los detenga. Este blog es un ejemplo de eso. Por años tenía el deseo, tenía la idea, aunque se fue afinando con el tiempo, pero llegó el momento de arrancar. ¿Que pude empezar antes? ¡Claro que sí! Pero llegó el momento en que ese sueño me empezó a quitar el sueño por buenas razones y tuve que arrancar ese proyecto porque sentía en mi corazón ese llamado fuerte. Lo mismo nos pasa a todos. Y cuando se trata de otra persona que estás apoyando en su meta muchas veces te llenas de impaciencia, pero recuerda siempre que las semillas que has sembrado están ahí y un día van a dar fruto. Y a lo mejor tú no eres un profesional de ayuda, pero eres un padre que está perdiendo la paciencia porque tu hijo no acaba de hacer algo que quieres que haga o tiene amistades que no te gustan. O estás esperando que alguien en tu vida cambie. Yo creo que siempre que estamos en esos puntos en la vida de querer cambiar a alguien la vida está buscando cambiar algo en nosotros. Cuando nuestra actitud cambia y decidimos soltar ese afán de que los demás 'hagan lo que tienen que hacer', nosotros cambiamos y muchas veces vemos a las personas 'milagrosamente' actuar y hacer lo que tanto queríamos que hicieran. El libro de Eclesiastés en la Biblia dice que todo tiene su tiempo y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Y yo no creo en la pasividad de sentarse a esperar, sino en poner las cosas en manos y de Dios y moverse siguiendo su dirección. Pero de nada sirve nuestra desesperación si las decisiones están en manos de otros. Pero tal y como pasó con esta madre con quien me encontré en otro momento de su vida, toda persona tiene su momento, y debemos respetar el tiempo de cada persona y saber que todos estamos en procesos diferentes en la vida. Y así como nos toca revestirnos de paciencia con algunas personas, a ellos en otras ocasiones les toca aguantarnos. Y debemos recordar que las semillas que plantamos siempre dan fruto, pero no necesariamente en el tiempo que esperamos. Así que si no has visto fruto, es posible que no sea la estación de dar fruto. Recuerda que todo tiene su hora y los seres que amas tienen su propio reloj, aunque a veces parezca que esos relojes están descompuestos. Pienso en Dios como un padre y veo la paciencia tremenda que tiene que tener cada día conmigo. Él nos llama a ti y a mí a ser como él. Ojalá la misericordia de Dios guíe nuestros pasos y nos enseñe cada día a respetar el reloj de cada quien. Apoya a esos seres en tu vida y déjales saber del potencial que llevan dentro. Siembra la buena semilla, pero recuerda que para sembrar hay que soltar. Un día el fruto te sorprenderá.
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April 2021
De estrenoCada domingo compartiré las lecciones que me deja el camino. Mi meta es que podamos inspirarnos juntos y crecer de nuestras experiencias diarias. Vamos a empezar esta semana con pasión, enfoque y fe. |