Crecí viendo a muchas mujeres ocultar la edad como si fuera un pecado. Nunca lo entendí. Cuando era niña me preguntaba: ¿qué hay de malo en decir cuántos años tienes?
Cuando tenían más de 25 empezaban a usar la frase: “yo no cumplo, yo conmemoro”. Menos entendía el afán y la vergüenza por decir la edad. No veía que los hombres tuvieran preocupación alguna con el tema, eran las mujeres las del trauma. En la iglesia, una vez al mes pasábamos al altar a celebrar los cumpleaños y cuando el pastor les preguntaba cuántos cumplían, muchas mujeres que tenían más de 30 salían con algún chistecito, para evitarse la confesión. O el pastor no se atrevía a preguntar, porque era común escuchar, ‘eso no se pregunta’. Entendí que era malo después de cierta edad decir cuántos eran. Recuerdo en los años 90 todo el lío que se formó cuando se descubrió que la cantante Fey había mentido sobre su edad. Supuestamente, por indicaciones de su casa discográfica dijo que tenia 17, cuando tenía 21, todo porque su público era mayormente adolescente. Cuando salió a la luz pública y dijo su edad muchos la criticaron y se escandalizaron. Hace algunos años, mi compatriota, la actriz Giselle Blondet publicó su libro “Tengo 50 y qué”, y nos motivó a todas con esa expresión a no caer en la trampa de esconder la edad, porque no hay razón para eso. Todavía me pregunto porqué muchas mujeres esconden la edad. De todas maneras: ¿A quién engañamos? La gente puede deducir cuántos años tenemos o los pueden notar, aunque no nos demos cuenta. Hay veces que se notan más otras menos, pero eso qué importa. Ya vivimos con demasiados pesos encima como para además tener que ocultar la edad. Eso no tiene sentido. Y hay otro elemento, hay gente que oculta la edad porque piensa que a tal edad debería haber hecho, X, Y o Z. Esa también es una trampa. Que a tal edad te debiste casar, que a tal edad debiste tener hijos, que a tal edad debiste lograr tal cosa, you name it. ¿Quién está poniendo las reglas que nos encierran en la cueva de la vergüenza, la negación y el secretismo? Al final, solo podemos mirar al espejo. Hace poco una persona me dijo que era valiente por hablar de mi edad abiertamente. Pero, no sé porqué tenemos que caer en la categoría de valientes por decir nuestra edad. No debería requerir valentía decir algo tan común y mundano como la edad. Pero la gente se sorprende cuando decimos nuestra edad, porque lo común es ocultarlo. Igual que ocultamos tantas otras cosas en la vida. Porque vivir de forma auténtica parece ir contra la corriente. Y ese asunto de ocultar la edad me habla de otra cosa. De hecho, ver a tantas mujeres mientras yo crecía ocultar la edad me envió un mensaje equivocado: que al hacernos mayores perdemos valor, y es vergonzoso y por eso debemos ocultarla. Hay una frase en inglés que se me hace difícil de traducir al español y me viene a la mente en este momento y es “embrace it”. Sería como, recibe con los brazos abiertos, abraza, acepta... TODO de ti. Y eso es lo que te digo y me digo. Porque todos estamos en el mismo barco. Tenemos inseguridades y luchas con el espejo también. Pero mientras, de forma consciente vayamos aceptando cada aspecto de nosotras, más libres y felices viviremos. Y que quede claro, no hablo de no cuidarnos. Yo creo en cuidar nuestros cuerpos, alimentarnos de forma saludable, hacer ejercicio, cuidar nuestra piel, arreglarnos con ropa linda que refleje nuestra personalidad. Todo esto nos ayudará a vivir bien estos y los años venideros y a lucir lo mejor que podamos. Pero es importante hacer todo eso practicando la aceptación de cada etapa de nuestra vida. Y cada día darle un beso y un abrazo a ese ser increíble que vemos en el espejo. Darnos un aplauso, echarnos flores. Agradecer a nuestro cuerpo la forma maravillosa que responde cada día. Dar gracias por nuestra salud y vitalidad. Reconocer que somos una genialidad, una obra maestra de Dios. ¿Quién se inventó eso de que tenemos que ocultar la bendición de los años que Dios nos ha permitido vivir? Eso no tiene sentido. Hace unos años a mí me costaba decir mi edad, pero ya solté esa vaina. Y quiero ser cada día más libre de las imposiciones sociales y las ideas equivocadas sobre envejecer. Cada uno de nosotros decidimos con qué actitud viviremos los años que tenemos, sean 20, 30, 40, u 80. Y es hora de vivir orgullosos de cada uno de nuestros años. Tomando la frase de Giselle yo te digo: “tengo 40, y qué”. ¿Qué me dices tú?
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April 2021
De estrenoCada domingo compartiré las lecciones que me deja el camino. Mi meta es que podamos inspirarnos juntos y crecer de nuestras experiencias diarias. Vamos a empezar esta semana con pasión, enfoque y fe. |