Cuántas veces hemos oído esa frase, ‘yo tengo un carácter fuerte’.
Quien la dice en la mayoría de los casos se refiere a un temperamento con tendencia a enojarse fácilmente, a responder más que escuchar, a tener poca paciencia, a defenderse de todo y todos. Pero la vida me ha enseñado que a lo que comúnmente se le llama tener carácter fuerte, muchas veces, no lo es. Me gusta ese versículo bíblico que dice que “mejor es el lento para la ira que el poderoso, y el que domina su espíritu que el que toma una ciudad”. Hay una cualidad de los fuertes que poco se nombra y es el dominio propio. Como dice ese verso, más fuerte es uno que domina su espíritu que quien por la fuerza toma una ciudad. La fuerza de carácter de un ser humano no radica en tener un temperamento explosivo, manipular, gritar o imponer la voluntad sobre otros. Por el contrario, muchos son dominados por su temperamento y explotan, en lugar de ser capaces de dominar su carácter. Entonces, vale la pena preguntarse si a lo que llamamos fuerza de carácter es correcto, porque muchos siguen manteniendo conductas que no ayudan a nadie bajo la premisa de que tienen un carácter fuerte. Como si se tratara de algo que no pueden cambiar o de una virtud, porque a diferencia de otros, ‘no son débiles ni dejan que otros abusen de ellos’. Pero cuando explotas sin control, en nombre del carácter fuerte, cabe entonces preguntarse, ¿quién es el débil? Recordemos que carácter fuerte tiene aquel que no se deja dominar por su propio espíritu. ¿Eres fuerte de carácter?
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April 2021
De estrenoCada domingo compartiré las lecciones que me deja el camino. Mi meta es que podamos inspirarnos juntos y crecer de nuestras experiencias diarias. Vamos a empezar esta semana con pasión, enfoque y fe. |