![]() Hace unas semanas visité un parque en Georgia y en medio de la belleza del lugar yacía una gigantesca pieza de hierro toda oxidada que contrastaba con la naturaleza alrededor. Resulta que esa fue parte de una torre de la que sujetaron el alambre que usó el famoso equilibrista Karl Wallenda en 1970 para cruzar el Tallulah Gorge a 750 pies de altura y 1,000 de largo donde hasta se paró de cabeza en dos ocasiones ante cientos de espectadores. Que impresionante pensar que ocho años después, y luego de muchos cruces mortales como este, Wallenda se subiera a la cuerda floja por última vez en Puerto Rico, donde buscaba cruzar las dos torres del hotel Condado Plaza. Allí perdió el equilibrio y cayó al vacío, muriendo en el acto a los 73 años. En 2011, su nieta Delilah y su bisnieto Nik completaron la hazaña, caminando 300 pies sobre el alambre a 100 pies de altura, para al final lanzar un beso al cielo. Es difícil entender al que se para en la cuerda floja. No es fácil comprender al que lo arriesga todo, hasta el último de sus huesos por hacer lo que le apasiona o por marcar la diferencia. Otro hombre que lo arriesgó todo, por razones, obviamente muy diferentes a las de Wallenda fue Martin Luther King Jr. El ministro cristiano y leyenda de los derechos civiles fue asesinado a los 39 años. Su planteamiento sobre la vida y la muerte es tan radical que obliga a evaluarse: “si el hombre no ha descubierto nada por lo que morir, no es digno de vivir”, sentenció. La vida de Wallenda y King son motivo de reflexión y auto examen de nuestras vidas. No hace falta dar nuestra vida física como la perdieron ellos, sino más allá de eso, se trata de encontrar una razón para entregar todo nuestro ser por esa causa que nos apasione, por ese llamado que da sentido a nuestra existencia. La vida bien vivida, sin duda tendrá muchas cuerdas flojas, muchos retos, riesgos, encrucijadas, preguntas sin responder. Pero estará sazonada con ese ingrediente llamado propósito que nos llevará a cruzar ese trayecto de 100 x 300 rumbo a la meta. O somos los equilibristas o somos los espectadores. Nos toca decidir. Estar en la cuerda floja es vivir. Todo lo demás es esperar
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April 2021
De estrenoCada domingo compartiré las lecciones que me deja el camino. Mi meta es que podamos inspirarnos juntos y crecer de nuestras experiencias diarias. Vamos a empezar esta semana con pasión, enfoque y fe. |