Desde pequeña me gustó aquella canción de Celia Cruz que dice “yo le pongo sazón, son son, le pongo sazón”. Tanto que era una de las canciones ‘infantiles’ que le cantaba a mi sobrina Mía cuando la cuidaba, mientras le hacía comida.
La Guarachera de Oriente fue un fenómeno que le puso sazón a la vida de muchos. Pero no es de Celia de quien voy a hablarles, aunque en otra ocasión lo haré porque el legado musical de Celia está muy vivo en mí, y muy presente en mi Spotify. Lo que me inspiró está compuesto de granitos que parecen insignificantes, pero hacen total diferencia cuando se lo echas a la comida. Y para los fanáticos de la sal, como yo, el salero nunca está lejos. Pueden faltar otras cosas, pero sal no falta en mi cocina. Es interesante la metáfora que se utiliza en la Biblia para llamarnos a hacer la diferencia. “Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres” (Mateo 5:13). Dios nos llama a dar sazón al mundo y a no perder nuestro sabor, porque entonces se perdería nuestra esencia y nuestro impacto. Muchas veces, en medio de multitudes actuamos como uno más del montón. Y hasta dejamos que se nos peguen malas mañas. Escuchamos cosas que no debemos escuchar y hacemos silencio ante cosas que debemos defender o no permitir que se digan de otros. Dios nos llama a ser como el termostato, que cambia la temperatura de un lugar, a ser gente que cambia ambientes, no a ser gente que se adapta a cualquier cosa y adopta las mismas actitudes, sin echar esa sal que hay en nosotros. El lugar en dónde estás debe ser mejor gracias a ti. Te colocaron ahí para cambiar el sabor de ese ambiente que no te gusta. Estás dónde estás para marcar una diferencia. Cuando eres sal demuestras a otros que ellos también pueden ser sal, porque muchas veces las personas actúan en piloto automático y no se dan cuenta que hay otra manera de ser y de hacer las cosas. Y más allá de eso,Dios nos dio una encomienda exactamente allí dónde estamos. Muchas veces estamos buscando el éxito y no hay mayor éxito que ser un buen ser humano y marcar la diferencia en la vida de otros. Hoy te invito a decir, como decía la gran Celia, “yo le pongo sazón”. Ponle sazón a tu vida y lleva tu sazón dondequiera que vayas. Ese es el mayor legado que puedes dejar y la manera más auténtica y generosa de vivir.
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April 2021
De estrenoCada domingo compartiré las lecciones que me deja el camino. Mi meta es que podamos inspirarnos juntos y crecer de nuestras experiencias diarias. Vamos a empezar esta semana con pasión, enfoque y fe. |