Recuerdo que hace varios años me reuní con mi jefe de aquel entonces para pedir un aumento de sueldo. No llevaba demasiados años con la compañía, pero sentí hablarle de la situación. En ese tiempo tenía un carro con un montón de millas y mi trabajo me exigía manejar mucho. Tenía que cambiar aquel carro pronto y necesitaba más dinero para hacerlo.
Le expliqué eso a mi jefe y en unos días me dio la buena noticia, me habían aprobado un aumento considerable de sueldo. No lo podía creer y otro de mis supervisores tampoco, porque hacía mucho que allí a nadie le aumentaban el sueldo y yo era relativamente nueva en la empresa, además mis razones de la situación del carro no eran el argumento más sólido, tal vez. Pero antes de aquella conversación yo tuve una con Dios y sentí en mi corazón pedir aquel aumento. Sin embargo, en otros momentos he sentido una dirección diferente en mi vida. Alguna vez rechacé una oferta de trabajo después de mucho debate con Dios. No sentía paz al respecto y no la acepté. Dios para cada situación tiene una estrategia diferente. En unos momentos nos manda a lanzarnos de cabeza. En otros nos hace un llamado a estar quietos. A veces a callarnos la boca. En otras a hablar. Cuando enfrentamos situaciones complicadas o decisiones importantes tenemos la tendencia a buscar opiniones en otros, en ocasiones de gente que ha pasado experiencias similares a nosotros. Pero soy testigo de que aunque alguien pase lo mismo que tú no quiere decir que la persona vivió esa experiencia igual que tú. Y por otro lado, las estrategias de cada quien son diferentes. Dios es creativo y tiene soluciones diferentes para cada situación. De hecho la variada y perfecta naturaleza es muestra de la creatividad de Dios. No hay un ser humano igual a otro, ni hay una flor igual a otra. Lo que a una persona le funcionó para enfrentar determinada situación no necesariamente te servirá a ti. Por eso, debemos dejar de buscar las veinte mil opiniones y consejos que con frecuencia nos confunden más e ir a nuestro interior y conectarnos con Dios para que sea él quien nos de sus estrategias. Estoy segura que lo que me dio éxito en aquel aumento de sueldo y en incontables experiencias en mi vida no fue otra cosa que la gracia de Dios sobre mí. Cuando sigues la dirección de Dios hay un respaldo ilimitado. Y eso no quiere decir que del otro lado las cosas se resolverán automáticamente, pero con el tiempo, el regalo que recibiremos será más grande que el que podemos obtener por nuestros esfuerzos. Hoy te invito a conectarte con Dios en esa experiencia que estás viviendo. Que le pidas su dirección. Que confíes en las estrategias que dictará a tu corazón. No importa cuan difícil sea tu situación, Dios no se ha quedado sin estrategias para darte. El que te quedaste sin estrategias fuiste tú. Pero Dios no está limitado. Pídele sabiduría y él te la dará abundantemente. Esa es la confianza que a mí me da tranquilidad. El saber que estoy en las manos de Dios. El no me ha fallado, ni me fallará. A ti tampoco.
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April 2021
De estrenoCada domingo compartiré las lecciones que me deja el camino. Mi meta es que podamos inspirarnos juntos y crecer de nuestras experiencias diarias. Vamos a empezar esta semana con pasión, enfoque y fe. |