Desde pequeña siempre tuve la noción de que si no hubiera nacido en el hogar de mis padres, habría sido en otro, tal vez con otra cara, con otro color de piel, pero sería yo.
No sé si ustedes cuando eran chiquitos lo pensaron, pero yo tenía esa certeza. Ahora entiendo que sin saberlo explicar, estaba pensando en el ser, en el espíritu. Eso que somos en esencia. No sé si es que cuando niños tenemos más contacto con esa esencia y con el paso del tiempo vamos amoldándonos al mundo en que vivimos, nos vamos identificando con todos los personajes que interpretamos y nos desconectamos de quién verdaderamente somos. Entonces quedamos atrapados en lo que se espera y muchas veces, en algún punto en nuestra vida, nos toca ir a buscar y redescubrir quién verdaderamente somos. Y la verdad es que cuando nos identificamos demasiado con los personajes la vida permite que tengamos experiencias que nos lleven a que se nos caiga todo el teatro que nos hemos montado por años y nos pone frente a frente con nosotros mismos. Yo he sido a otros ojos la hija de Blanca y Libe, la hija del pastor, la trabajadora social, la periodista, la boricua, y por ahí la lista sigue. Desde hace mucho, por lo menos en lo que a mi profesión se refiere, yo estoy desidentificada con el personaje. Yo no soy lo que hago, yo hago lo que hago, de la forma en que lo hago por quien soy. Pero esa etiqueta no me la pego. Porque si un día se me cae, entonces me preguntaré quién soy. A veces, las personas nos identifican o se identifican por circunstancias de vida, lo que es terrible porque las etiquetas solo llevan a encasillarse, y encasillarse a la limitación. Entonces se dice de una persona que se divorció, ‘la divorciada’, de una persona que sufrió maltrato, ‘mujer maltratada’, de un niño que sufrió abuso, ‘el abusado’. Cuando las personas tienen algún diagnóstico médico , muchas veces se les identifica por él, como si fuera un apellido. Necesitamos volver a esos orígenes, en los que, como yo, teníamos una noción del alma, de lo que en esencia somos. Y estar consciente de todas esas etiquetas que nos hemos colocado o nos han colocado otros y nada tienen que ver con quienes realmente somos. Nuestro valor como seres humanos radica en esa esencia y por eso es tan importante volver a ella. Porque mientras sigamos buscando afuera, en la profesión, la pareja, las riquezas materiales, la fama, el prestigio, esa felicidad que se encuentra solo en la esencia, seguiremos dándole la vuelta a la misma montaña, sin respuesta. Para encontrarnos, hay que quitar capas y capas, un trabajo que no es fácil, pero es básico. Mientras sigamos cargando etiquetas y actuando en función a ellas, quedaremos atrapados en los muchos personajes y no llegaremos a conocer verdaderamente y valorar lo qué hay debajo. Por eso, hoy, te invito y me invito a empezar con estar consciente de que todas esas etiquetas que nos ponemos y que pueden haber llegado a nosotros con amor o con dolor, son solo personajes, no dejan de ser importantes, pero tú no eres ellos. Quien tú eres, ese ser infinito, es mucho, mucho, pero mucho más y está esperando que lo redescubras y lo abraces.
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April 2021
De estrenoCada domingo compartiré las lecciones que me deja el camino. Mi meta es que podamos inspirarnos juntos y crecer de nuestras experiencias diarias. Vamos a empezar esta semana con pasión, enfoque y fe. |