Recuerdo ese momento en que me temblaban las piernas, estaba frente a una clase y tenía que dar una presentación oral. Yo me había preparado, me gustaba mi tema, pero en el momento de llevar mi mensaje los nervios fueron más fuertes que todo, con dificultad las palabras me salían de la boca, pero a duras penas terminé de dar mi informe y me senté en el pupitre, decepcionada y con ganas de llorar. Muchos de mis compañeros habían preferido no dar el informe y sacar F, pero a pesar de que yo había dado un paso valiente, que ellos no, sentía todo el peso de la vergüenza y de las burlas sobre mi. Tenía 16 años, y a pesar de que hace unos añitos de eso, de vez en cuando recuerdo ese momento, sobretodo lo que sentí. Y veo a una chica que quería hacer algo que le gustaba, pero los nervios, por esa amenaza de ser rechazada, le jugaban una mala pasada y terminaba sufriendo y sintiéndose insatisfecha. Pero a pesar de todo, mi compromiso con hacer lo que me decía el corazón era más fuerte y no desistía de mis responsabilidades, aunque eso exigiera exponerme al ridículo. Y así sigo siendo, una especie de planta silvestre que sigue creciendo poco a poco, en buenos y malos tiempos y aunque el terreno no sea fértil. Esa misma fortaleza la tienes tú. Pero está en ti decidirte a dar pasos. Porque todos llegamos a ese punto de decisión entre tomar esa prueba oral y exponerte a muchas cosas, entre ellas ser atacado o ridiculizado. O simplemente irte con tu F, pero no exponerte a la vergüenza, que para muchos es más dolorosa y temida que un cero en un examen. La vida nos lleva a una intersección donde nos toca decidir un rumbo o quedarnos en el mismo lugar. Pero muchos prefieren quedarse calientitos en el nido. Y el reto es constante. Yo pienso que Dios nos lleva al límite muchas veces para que nos libremos de miedos y estemos listos para los próximos retos que nos pone la vida. Porque entre un desafío y otro nos volvemos seres humanos más completos. Es como el ave que luego de cuidar a sus pajaritos en el nido les enseña a volar porque sabe que no los va a cuidar y alimentar toda la vida. Y que si no les enseña a volar, el destino de esos pajaritos es la muerte prematura. Por eso, ya es hora de vivir, de arriesgar, de vencer miedos y dar un paso hacia el otro lado. Cada vez que damos ese paso crecemos en estatura como seres y recibimos herramientas importantes para lo que viene. Recuerdo que a pesar de que me fue mal, en aquel informe oral saque B, una B-, pero B. Hoy me toca hacer lo mismo frente a muchos otros, hacer por ejemplo transmisiones en directo, que son todo un reto. Y en ocasiones, como en aquella cuando tenía 16 años, me pongo ansiosa y se me enredan las palabras, y como en cualquier escenario, hay críticos. Pero no es la primera vez, ya yo me expuse a eso hace muchos años y pude trascenderlo. Entonces, hoy mi meta no es complacer a los que me ven, sino quedar contenta con mi esfuerzo (y ese es tema para otro blog). Y estoy dispuesta a intentar todo lo que mi corazón desee, a riesgo de tropezar y caer en el intento. Creo que una de las razones que más nos frenan cuando estamos en esas intersecciones entre 'dar la presentación oral o no', es el miedo al rechazo, es puro miedo, aunque se cubra con excusas elegantes como: 'es que estoy muy ocupado' o 'más adelante, tal vez'. Hace poco vi un mensaje del pastor Dante Gebel y se me quedó una frase que es como un antídoto contra ese miedo que nos paraliza cuando tememos no agradarle a alguien. Gebel decía: "vive toda tu vida pensando que tienes un gran auditorio de uno. Solo uno te vino a ver". Y ese uno al que Gebel se refería es Dios. Él es nuestro público, entonces, ¿qué nos detiene?, si nuestra audiencia es nuestro mejor promotor también. Te invito a revisar tu vida ( y yo haré lo mismo), y a pensar en esas intersecciones a las que has llegado en torno a desiciones que te ponen a temblar, pero que podrían ser oportunidades importantes para trascender tus miedos y estar más preparado para recibir lo que viene. A veces, como el pajarito, hay que tirarse sin paracaídas para poder aprender a volar. Pero el potencial de esa ave de ver el paisaje desde las alturas no la lograría si se queda como un animal terrestre, a pesar de su gran potencial para volar, situación que además lo pone en bandeja de plata para ser la cena de otro animal. Dios constantemente nos da oportunidades disfrazadas de retos, para que nos estiremos, porque hay demasiado potencial oculto dentro de cada uno de nosotros. Y hay exámenes que no son para que saques 100, solo tienes que pasarlos, porque la prueba no viene para calificarte, sino para prepararte. Si hoy te dan la opción de dar esa presentación oral o no darla, ¿qué vas a decidir?
0 Comments
Your comment will be posted after it is approved.
Leave a Reply. |
Archivo
April 2021
De estrenoCada domingo compartiré las lecciones que me deja el camino. Mi meta es que podamos inspirarnos juntos y crecer de nuestras experiencias diarias. Vamos a empezar esta semana con pasión, enfoque y fe. |