A veces, cuando veo los vestidos de los años 20, 30, 40 y 50 pienso que me hubiera gustado vivir en esas épocas, solo porque la moda de aquel tiempo era elegante, bien hecha, llena de detalles y muy bella. Mi amor al vintage es grande y nada más entrar a una tienda de antigüedades me cuenta como un día de vacaciones, es como un viaje a una tierra con objetos llenos de historias desconocidas y fascinantes. Las series también nos transportan a esas eras y entre bellos escenarios, el vestuario perfecto y los romances nos envuelven en ese culebrón de nunca acabar y nos imaginamos nuestras vidas en otra era. Hay quien se aferra a esa frase de que todo lo pasado fue mejor y hace de eso su bandera. Esa ha sido una idea perpetuada por los siglos de los siglos, así que el pasado que algunos llaman mejor, para su generación anterior fue lo peor. Y así sucesivamente. Aunque tú hubieras querido vivir en otra era o quedarte en otra era, tú y yo estamos viviendo la época en la que tenemos que vivir, con los talentos y capacidades que esta época requiere de nosotros para cumplir un propósito que va más allá de nuestras capacidades humanas. Ya es hora de hacer lo que tienes que hacer y regalarle al mundo esas capacidades que Dios te dio, porque te las dio para algo. Te repito: ¡Te las dio para algo! No las eches a la basura. Si tú talento es bailar, cantar, coser, defender, escribir, enseñar, cocinar, inventar, investigar, actuar, retratar, aconsejar, diseñar, hablar, hacer reír, apoyar, cuidar, motivar, atender a otros, organizar... por favor, úsalo, explótalo, regálalo. Vivimos en el momento justo de la historia, en el lugar que debemos estar, con los talentos precisos para bendecir a las personas indicadas. Y si aún no has descubierto tu talento mira esas cosas que te encanta hacer, que otros también disfrutan y que te salen tan natural que muchas veces no le das valor. Yo les he contado que con la escritura me pasó eso. Que siempre lo vi como un pasatiempo y nunca le di el valor o lo aprecié como un don hasta que un día eso sostuvo mi casa. ¿Quién lo hubiera dicho? Al menos yo no. Por eso, es en esas cosas que amas y no te cuestan casi trabajo que se esconden tus grandes dones que muchas veces están amarrados a tu misión en este mundo. Recuerda que no solo tú te beneficias de tus dones, es que todos los necesitamos. Y vuelvo y te repito y me repito, cada uno de los dones que te fueron dados son para algo. Y como en la parábola de los talentos, Dios espera que los multipliquemos y no los enterremos. Y vemos en esa parábola que Dios no bendice de acuerdo a lo grande o pequeño que creas que es tu don, sino en tu disposición y esfuerzo para hacerlo creer. Sirve a otros con tu talento, ayúdalos a mejorar sus vidas de alguna forma. El servicio que damos a otros siempre nos bendice. El bien que hacemos por otros se multiplica. Entregar tu talento es tú responsabilidad, siempre recordando que Dios no te dio los talentos para que los subestimes y los dejes sin usar. Te los dio para que los multipliques. Hay quien hace cosas grandes con sus talentos, pero creo que no es necesariamente porque tengan grandes talentos, sino por su disposición para hacer. Son gente que sus ideas no se quedan en buenas ideas. Son gente que ejecuta. Te dejo una frase de Steven Pressfield que leía en estos días y me sacudió, incluso me emocionó por su brutal honestidad. Esta es la época en que Dios té permitió vivir en este mundo para impactarlo con esos dones únicos que te regaló a ti. Este es tu tiempo, no lo dudes.
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April 2021
De estrenoCada domingo compartiré las lecciones que me deja el camino. Mi meta es que podamos inspirarnos juntos y crecer de nuestras experiencias diarias. Vamos a empezar esta semana con pasión, enfoque y fe. |